La presión arterial es la fuerza que la sangre ejerce contra las paredes arteriales, de acuerdo con el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, que hace parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).
Además, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, reveló que la presión arterial alta tiene muchos factores de riesgo, tales como:
- Edad. El riesgo de tener presión arterial alta aumenta a medida que se envejece. Hasta aproximadamente los 64 años, la presión arterial alta es más frecuente en los hombres y las mujeres tienen más probabilidades de desarrollarla después de los 65 años.
No obstante, la Sociedad Española de Medicina Interna (Semi) señala que “ahora la combinación de hábitos de vida no saludables, en cuanto a dieta y actividad física, está haciendo que cada vez se detecte hipertensión en pacientes en edades tempranas, entre los 25 y los 30 años”.
- Raza. La presión arterial alta es particularmente frecuente en las personas de ascendencia africana y, a menudo, aparece a una edad más temprana en relación con las personas de raza blanca. Las complicaciones graves, como los accidentes cerebrovasculares, los ataques cardíacos y las insuficiencias renales, también son más frecuentes en las personas de ascendencia africana.
- Antecedentes familiares. La presión arterial alta suele ser hereditaria.
- Sobrepeso u obesidad. Cuanto más se pesa, más sangre se necesita para suministrarles oxígeno y nutrientes a los tejidos. A medida que la cantidad de sangre que fluye a través de los vasos sanguíneos aumenta, también lo hace la presión en las paredes de las arterias.
- Falta de actividad física. Las personas que no están físicamente activas tienden a tener una mayor frecuencia cardíaca. Cuanto mayor es la frecuencia cardíaca, más deberá trabajar el corazón con cada contracción, y mayor será la fuerza sobre las arterias. La falta de actividad física también aumenta el riesgo de tener sobrepeso.
- Consumo de tabaco. Fumar o mascar tabaco no solo aumenta de inmediato la presión arterial en forma temporal, sino que las sustancias químicas que contiene el tabaco pueden dañar el recubrimiento de las paredes de las arterias. Esto puede provocar el estrechamiento de las arterias y aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. El tabaquismo pasivo también puede aumentar el riesgo de padecer estas enfermedades.
- Alto contenido de sal (sodio) en tu dieta. Demasiado sodio en la dieta puede hacer que el cuerpo retenga líquido, lo que aumenta la presión arterial.
- Cantidad insuficiente de potasio en tu dieta. El potasio ayuda a equilibrar la cantidad de sodio en las células. Un equilibrio adecuado de potasio es fundamental para mantener una buena salud del corazón. Si no se obtiene suficiente potasio con la dieta o se pierde demasiado potasio debido a la deshidratación u otras afecciones, el sodio puede acumularse en la sangre.
- Consumo excesivo de alcohol. Con el tiempo, beber en exceso puede dañar el corazón. Beber más de una copa al día para las mujeres y más de dos al día para los hombres puede afectar la presión arterial. Si se consume alcohol, se debe hacer con moderación. Para los adultos sanos, beber con moderación significa una copa al día para las mujeres y dos al día para los hombres. Una copa equivale a 12 onzas (350 mL) de cerveza, 5 onzas (147 mL) de vino o 1,5 onzas (44 mL) de licor con graduación de 80 grados.
- Estrés. Los niveles altos de estrés pueden provocar un aumento temporal de la presión arterial. Los hábitos relacionados con el estrés, como comer en exceso, fumar o beber alcohol, pueden provocar un mayor aumento de la presión arterial.
- Ciertas enfermedades crónicas. Ciertas enfermedades crónicas también pueden aumentar el riesgo de tener presión arterial alta, incluidas la enfermedad renal, la diabetes y la apnea del sueño.