La presión arterial es una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea sangre en el cuerpo. Cuando esta se incrementa, se le llama hipertensión.
Se trata de un padecimiento que requiere de tratamiento médico pues, si no se controla, puede llevar a que se presenten muchas afecciones médicas, entre ellas enfermedades del corazón, accidente cerebrovascular, insuficiencia renal y problemas en los ojos, entre otros inconvenientes de salud.
Las lecturas de la presión arterial generalmente se dan como dos números. El superior se denomina presión arterial sistólica, precisa la biblioteca médica Medlineplus, mientras al inferior se le llama presión arterial diastólica. Una presión arterial normal es cuando es menor a 120/80 miligramos de mercurio (mm Hg).
Según este sitio web, la presión arterial alta (hipertensión) es cuando uno o ambos números de la presión arterial son mayores al mencionado rango.
Son diversos los factores que inciden en este padecimiento. Por ejemplo, la cantidad de agua y de sal que la persona tiene en el cuerpo, el estado de los riñones, el sistema nervioso o los vasos sanguíneos y los niveles hormonales.
Los expertos aseguran que una persona es más propensa a sufrir de presión arterial alta a medida que envejece. Esto se debe a que los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos con la edad. Cuando esto sucede, la presión se eleva. La hipertensión arterial aumenta la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca, enfermedad renal o muerte prematura.
Si bien se trata de una enfermedad que no muestra muchos síntomas, según la Clínica de Mayo puede haber personas que experimenten dolores de cabeza, dificultad para respirar o sangrado nasal, pero estas señales aparecen cuando dicha afección ya está en una etapa avanzada.
Si bien la presión arterial alta es una condición de salud a la que hay que prestarle atención y tener acompañamiento médico, existen algunas frutas que ofrecen propiedades que pueden ayudar a regular la hipertensión.
Dos de ellas son las peras y las manzanas. Un estudio desarrollado por la Asociación Americana del Corazón publicado en la revista Hypertension, indica que incluir peras y manzanas en la dieta puede ser una muy buena idea ya que su composición rica en flavonoides (químicos vegetales) genera un impacto positivo en la tensión arterial.
“Nuestro microbioma intestinal desempeña un papel clave en el metabolismo de los flavonoides para potenciar sus efectos cardioprotectores y este estudio aporta pruebas que sugieren que estos efectos reductores de la presión arterial pueden conseguirse con simples cambios en la dieta diaria”, señaló Aedín Cassidy.
Él es uno de los investigadores y catedrático y profesor de nutrición y medicina preventiva del Instituto de Seguridad Alimentaria Mundial de la Universidad de Queen’s en Belfast (Irlanda del Norte).
El análisis de la ingesta regular de flavonoides con el microbioma intestinal y los niveles de presión arterial encontró que los participantes del estudio que tenían el mayor consumo de alimentos ricos en flavonoides, incluyendo bayas, vino tinto, manzanas y peras, tenían niveles de presión arterial sistólica más bajos, así como una mayor diversidad en su microbioma intestinal que quienes ingerían alimentos más bajos en estos químicos vegetales.
Por otro lado, el portal Mejor con Salud asegura que las manzanas se deben comer con cáscara. “Al parecer, la quercetina presente en la piel es la que ayuda a controlar esta condición, al actuar como una especie de hormona capaz de regular la presión, mejorar la circulación y evitar la vasoconstricción de los vasos sanguíneos”, afirma el mencionado sitio web.
Por su parte, las peras disponen de vitaminas, fibra y un alto contenido de agua. Mejor aún, contienen magnesio. Este mineral, según una publicación de Harvard Medical School, tendría beneficios para regular la hipertensión.
Otras opciones
Otras frutas que podrían ayudar en este propósito son las naranjas y, en general, los cítricos, que contienen fibra, minerales y, sobre todo, vitamina C. Todos estos elementos pueden ayudar a mantener el corazón saludable, al reducir los factores de riesgo de enfermedades cardíacas, como la presión arterial alta. Así lo indica una revisión publicada en Journal of Clinical and Experimental Cardiology.
Además de ello, dispone de magnesio, lo cual ayuda a mejorar el ritmo, la circulación de la sangre y, en esencia, regular la tensión arterial.