La presión arterial alta (hipertensión) es una afección frecuente en la que la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias con el transcurso del tiempo es lo suficientemente alta como para poder causar problemas de salud, como una enfermedad cardíaca, de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
Las lecturas de la presión arterial generalmente se dan como dos números: el número superior se denomina presión arterial sistólica, el número inferior se llama presión arterial diastólica, por ejemplo, 120 sobre 80 (escrito como 120/80 mm Hg).
En consecuencia, la biblioteca explicó que se mide de la siguiente forma:
- Una presión arterial normal es menor a 120/80 mm Hg la mayoría de las veces.
- Una presión arterial alta (hipertensión) es mayor a 130/80 mm Hg la mayoría de las veces.
- Si el número superior de la presión arterial está entre 120 y 130 mm Hg y el número inferior es menor a 80 mm Hg, se denomina presión arterial elevada.
No obstante, hay algunos errores que son muy comunes que cometen las personas a la hora de medirla en casa:
Expertos del portal Ok Diario dicen que por lo menos media hora antes no se deben hacer esfuerzos físicos, comer o fumar, pues esto puede alterar la medición.
Adicionalmente, se requiere estar sentado cómodamente, con la espalda apoyada y los pies tocando bien el suelo, y el brazo izquierdo en la parte frontal. De igual manera, se sugiere hacer la medición con la vejiga vacía.
Además, una persona tiene un riesgo más alto de sufrir hipertensión arterial si es afroamericano, es obeso, con frecuencia está estresado o ansioso, toma demasiado alcohol (más de 1 trago al día para las mujeres y más de 2 al día para los hombres), consume demasiada sal, tiene un antecedente familiar de hipertensión arterial, tiene diabetes o si fuma.
Por tal razón, la entidad sin ánimo de lucro reveló que hacer ejercicio es el mejor método para bajar la presión arterial sin medicamentos, ya que la actividad física regular fortalece el corazón, y un corazón más fuerte puede bombear más sangre con menos esfuerzo y, como resultado, la fuerza sobre las arterias disminuye, lo que hace que la presión arterial baje.
No obstante, el ejercicio regular tarda de uno a tres meses en tener un impacto sobre la presión arterial y los beneficios solo duran si se continúa haciendo ejercicio.
En consecuencia, la recomendación es hacer al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada o 75 minutos de actividad aeróbica intensa a la semana, o una combinación de actividad moderada e intensa.
Además, realizar ejercicio no solo reducirá la presión arterial, también mejorará el estado muscular y cardiorrespiratorio, es benéfico para la salud ósea y funcional, reduce el colesterol, el riesgo de cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes, varios tipos de cáncer (entre ellos el cáncer de mama y el de colon) y depresión; reduce el riesgo de caídas, así como de fracturas de cadera o vertebrales y ayuda a mantener un peso corporal saludable.
¿Qué es la actividad física?
La OMS define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. La actividad física hace referencia a todo movimiento, incluso durante el tiempo de ocio, para desplazarse a determinados lugares y desde ellos, o como parte del trabajo de una persona.
Entre las actividades físicas más comunes se destacan: caminar, montar en bicicleta, correr o nadar y todas ellas se pueden realizar con cualquier nivel de capacidad y para disfrute de todos.
Sin embargo, el ejercicio debe estar acompañado de un buen plan de alimentación que esté balanceado y, de una buena hidratación, ya que el cuerpo antes de estar bien por fuera necesita estar bien por dentro, pero es importante consultar a un experto para que guie el proceso.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable estará determinada por las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y grado de actividad física), el contexto cultural, los alimentos disponibles en el lugar y los hábitos alimentarios.