El suicidio es un tema que ha estado presente desde siempre en la historia de la humanidad, pero no se hablaba hasta hace unos años, cuando se dimensionó dicha problemática en la población mundial, así como la importancia del cuidado de la salud mental.
Más de 1.500 personas se han quitado la vida en lo que va del año en Colombia, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Medicina Legal. Se trata de una cifra alarmante porque supera el número de suicidios registrados en el mismo periodo de tiempo en 2021. En total han sido 1.564: 1.241 hombres y 323 mujeres.
Según el instituto, en Colombia se reportan al día un promedio de siete suicidios y hasta 95 intentos de hacerlo. Siendo los adolescentes entre 12 y 17 años los que más acaban con sus vidas, seguido de los jóvenes entre 18 y 28 años.
Los motivos que los llevan a tomar esta trágica decisión pueden ser muchas; sin embargo, de acuerdo con la médica Andrea Otero, especialista en psicología clínica y presidenta de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, el 90 % de los casos están relacionados con un trastorno mental.
El informe de Medicina Legal asegura que “el suicidio, con frecuencia, es prevenible si todos actuamos como familia, comunidad y sociedad”. Y es que a pesar de que muchas de las personas que tienen pensamientos suicidas lo advierten, pocas veces se toman sus situaciones con la seriedad que requiere, pues existe la creencia de que “el que quiere suicidarse lo hace, no lo dice”.
Sin embargo, según el psicólogo español Pedro Martín-Barrajón Morán, experto en Suicidio y Psicología de Emergencias, “cerca del 80 % de personas que se suicidaron habían comentado su intención antes o habían dado muestras de ello”.
Por lo cual, SEMANA habló con la psicóloga clínica Gisselle Contreras sobre cómo actuar en caso de que una persona nos confiese que tiene pensamientos suicidas.
Lo que se debe hacer y lo que no, en caso de que alguien tenga pensamientos suicidas
“Cuando nos confiesa alguien que tiene pensamientos suicidas, lo importante es nosotros mantener la calma porque la otra persona ya está bastante angustiada y, por lo tanto, necesita no sentir la sobrealarma”, expresó Contreras.
Se les debe escuchar atentamente, se debe preguntar si necesita otro tipo de ayuda, si necesita llorar, si necesita que estemos a su lado. La experta expresó a la pregunta de ¿cómo conocer el riesgo de que esa persona atente contra su vida?, que “hay personas que simplemente sienten el malestar emocional, angustia y han pensado las ganas de morir, pero no han hecho una planificación de cómo hacer el acto suicida”.
“Entonces hay que preguntar en qué nivel estamos, ahí es cuando vemos si hay un riesgo más alto o medianamente alto. Si la persona dice que tiene angustia, que tiene ganas de morir, pero en realidad tiene una proyección a futuro, por ejemplo, metas, es de bajo riesgo, pero hay un riesgo igual”, continuó.
Y dijo que es “de mediano riesgo cuando ya ha pensado en hacerlo y que ha pensado en cómo hacerlo, en buscar la estrategia para hacerlo. Y la de alto riesgo es cuando la persona ya tiene planificado el día, tiene la hora, tiene por lo general escritas algunas cartas o ha comprado las cosas con las que puede hacer el intento”.
Asimismo, destaca que es importante “mencionarles que tienen la necesidad de buscar ayuda y que es necesaria para poder resolver sus angustias y sus pensamientos. Al fin y al cabo, es ordenar sus pensamientos y malestar emocional, y que de alguna u otra forma se den cuenta que podemos buscar esa ayuda en conjunto: buscar un psicólogo, llevarlo a un psiquiatra, fomentar a que quiera asistir a un lugar terapéutico, esa es la estrategia que uno puede hacer a corto plazo”.
Una de las cosas más importantes para prevenir el suicidio es hablar sobre el tema propiamente, destaca la experta, y asegura que cuanto más se hable de que hay formas de buscar ayuda psicológica, más se podrán prevenir.
Lo ideal es no decirle: todo va a estar bien o ya vas a estar en un momento mejor, esas cosas por lo general cuando una persona tiene una ideación o una angustia emocional importante no funcionan, manifiesta.
Pero recalca que lo más importante “es que busquen ayuda y la ayuda también tiene que ver quizá con un tema farmacológico, porque existen algunas dificultades en cuanto a neurocircuitos en nuestro cerebro que no se están haciendo correctamente y, por lo tanto, no está funcionando bien y con un fármaco puede ayudar para que luego con la psicoterapia pueda ayudar a evaluar los caminos e ir trabajando esas heridas emocionales que existen”.