Dos generaciones atrás, los abuelos tenían un papel periférico en la crianza de sus nietos. De ellos solo se esperaba que dieran afecto y sabiduría. Otros estaban tan cansados luego de haber criado tres, cuatro y hasta más hijos, que sentenciaban que no querían formar a ninguno más. Pero hoy están en todas partes: en la consulta con los pediatras, en las charlas de psicólogos, en los eventos del colegio, en los parques, en la parada del bus. En fin, “están al tanto de todo como si fueran los papás, y muy vinculados a la educación de los nietos”, dice la psicóloga María Elena López.Este nuevo papel de los abuelos se debe a que, por un lado, las mamás de hoy trabajan de sol a sol y aunque tienen la opción de pagar una niñera o de inscribir al niño en un jardín, no quieren dejarle el cuidado de sus pequeños a un extraño. “Prefiero que ella cuide a mi hija”, dice Sonia, mamá de una niña de 2 años.Por otra parte, el aumento de la expectativa de vida ha hecho que el honor de ser abuelos llegue cuando todavía son adultos con mucho arrojo, como en el caso de María Teresa, una experta en lenguas que cuida a su nieto Simón, de tres años. “Corro con él, me agacho, le juego; todavía tengo bastante energía”, dice. Incluso los hombres están haciendo este papel a las mil maravillas. Catalina, madre de Luca, señala que ha sido su papá quien más la ha ayudado a cuidar a su pequeño. “Él lo recoge temprano, cambia pañales, da compotas y lo cuida todo el día hasta que vuelvo de la oficina”.A pesar de que los abuelos hacen este trabajo con mucho amor, esa gran responsabilidad los ha vuelto ansiosos. “Yo me curo en salud para no embarrarla; medito mucho si debo decir algo o no para no ser una abuela metida”, dice María Teresa. Muchos no saben qué hacer porque son conscientes de que las pautas de crianza han cambiado y hay normas para cada aspecto de la vida del niño, desde la nutrición hasta cómo dosificarles la tecnología. Ahora no se les puede dar cítricos sino al año de nacidos, la comida debe ser sin sal ni azúcar, se les tiene que hacer estimulación desde muy temprano.A pesar de ser abuelos muy competentes, algunos hasta con maestría y doctorado, los nuevos padres no los ven como oráculos de conocimiento debido a que hay muchos estudios nuevos sobre cómo lidiar los berrinches, el sueño, los juegos e incluso el lenguaje, y ante tanta información quieren controlar todas las decisiones acerca de sus hijos. Muchos no aceptan que los abuelos les digan a sus nietos las cosas en tono autoritario porque tienen una política de educación más abierta. Algunos, sin embargo, optan por no hacer caso. “A pesar de que yo pongo normas, al final del día ellos les dan dulce y les prestan el celular”, dice María, madre de un niño de 2 años.Laura, por ejemplo, confía plenamente el cuidado de su hijo a su mamá, pero considera que lo sobreprotege y cuando intenta decirle de frente que no lo haga, su mamá se pone brava. “Siente que es un insulto pues es como decirle que ella, que me crió a mí, no tiene buenas pautas de cuidado”. Por eso optó por llevarla a las consultas con el psicoterapeuta para que él le dijera directamente que era crucial ponerle límites y fomentar la autonomía a su nieto. Para Sonia, la dificultad radica en “darle órdenes a mi mamá porque ella me está haciendo un favor”. Por eso decidió tener diálogos francos con ella e invitarla a las citas con el pediatra.López, que los ha visto en su consulta y en conferencias que organizan los colegios para hablar de ese nuevo papel estelar, sabe que están angustiados porque los padres les dejan sus hijos a las siete de la mañana casi dormidos y los recogen a las siete de la noche en las mismas circunstancias. “Se dan cuenta de que la crianza está recayendo sobre sus hombros y eso los agobia”, señala la experta. Además, no quieren tener problemas con sus hijos por el cuidado de los nietos y temen meter la pata porque están desactualizados en esos temas. Por ejemplo, algunos no saben qué hacer cuando oyen a los nietos adolescentes decir groserías y se enfrascan en peleas porque creen que son malos modales, mientras que sus papás lo ven como nuevas formas de expresión. El mensaje es ‘cuídamelo, pero a mi manera’. Por eso hoy están de moda los talleres de psicología para abuelos en los colegios.A pesar de todas las precauciones, se presentan roces. Jaqueline tiene bajo su cuidado casi todos los fines de semana a María Victoria, su nieta de 6 meses, y todos los lunes recibe la misma queja de su hija porque su bebé no le hace caso, llora y no duerme a las horas establecidas. “‘Tú le descuadraste el horario’, me dice”, señala Jaqueline. Tampoco saben qué hacer con la tecnología ni con los nietos adolescentes que también tienen a su cargo. Y aunque algunos querrían poner limites a este jardín infantil en el que se ha convertido su casa, no son capaces de decir no porque ven que sus hijos tienen dificultades en el trabajo y necesitan ese soporte. “¿Cómo no apoyarlos?”, pregunta Gloria, otra abuela que cría nietos. “Me sentiría culpable de no hacerlo porque lo piden no para irse a descansar sino porque tienen que trabajar”, añade. Además, la línea entre ser abuelo y papá es muy tenue y en el fondo muchos anhelan volver al papel de consentidores.Ante esta situación, los psicólogos piensan que padres e hijos deben establecer acuerdos claros sobre las condiciones de esa ayuda. En algunos casos vale la pena decirles a los hijos que aceptan cuidar a los nietos pero con ayuda de una niñera. También consideran que hay que poner límites a los nietos, sobre todo los adolescentes, y decirles que “mientras estén en casa de los abuelos deben cumplir las normas de ese hogar”, dice López. No es importante que se vuelvan expertos en tecnología para no quedarse atrás con sus nietos. Lo ideal es entender que los tiempos han cambiado y que no están obligados a ser jóvenes ni a hablar en el mismo nivel con ellos. A los padres les pide que sean más flexibles porque los abuelos no pueden estar contando calorías ni los minutos que pasan los niños frente al televisor. “Son muy estrictos y ellos no pueden seguir al pie de la letra esa instrucciones”.Un viejo proverbio dice que se necesita una aldea completa para criar a un niño. Con las familias cada vez más pequeñas el papel de los abuelos cobra mayor importancia para los nietos. En efecto, según un estudio de la Universidad de Oxford, su presencia les ayuda a su bienestar puesto que reduce el riesgo de que peleen con sus compañeros y otros problemas de comportamiento y salud mental. La idea no es acabar con ese nuevo papel, sino aprender a discutir las inquietudes con libertad de parte y parte. Los abuelos dan cosas muy importantes a sus hijos y nietos. “Si explican con calma las razones que tienen para establecer una norma o una rutina en los niños, los abuelos estarán más dispuestos a ayudarles”, concluye López. nLas nuevas reglasCon estos lineamientos se evitarán muchos problemas con sus hijos en la crianza de los nietos.1 Aconseje solo cuando se lo pidan.2 No espere establecer normas sobre comida, disciplina, televisión, juegos de computador o dinero. Simplemente siga las que han dispuesto los padres.3 Establezca claramente los horarios y prepárese para negociar en caso de que se necesite.4 Hable sin tapujos del trabajo que implica esto. Los abuelos no tienen por qué pasar dificultades en esta función.5 No critique las decisiones de crianza.6 No tenga mucha iniciativa en las actividades del niño. Limítese a hacer lo que le piden.7 Malcriarlos es permitido pero sin exagerar. En todo caso sepa que los padres se enterarán de todos modos.8 No deje que la crianza de los nietos acabe con el tiempo para sus intereses, viajes y actividades.