Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo tienen pensamientos repetidos y angustiantes denominados obsesiones. Ellos las describen más o menos de esta manera: “No puedo tocar nada fuera de casa y si lo hago tengo que lavarme las manos muchas veces”. “Sé que no tiene mucho sentido, pero estoy aterrorizado de contagiarme de algún germen que me pueda enfermar”. “En ocasiones, me lavo tanto que la piel se pone como en carne viva y sangra”. “No puedo ir a lugares públicos porque me asusta mucho”. “Es imposible  hacer algo sin convertirlo en un ritual”. “Me paso horas contando cosas”. Me lavo el pelo tres veces en lugar de una porque tres es un número de buena suerte”. “Me toma más tiempo leer porque cuento los renglones de los párrafos”. “Cuando pongo mi despertador por la noche, tiene que ser en un número que no sea de mala suerte”. “Vestirme por la mañana es difícil, porque tengo una rutina y si no la sigo, me angustio y tengo que vestirme nuevamente”. “Siempre me preocupa que si no hago o digo algo, mis padres van a morir”. Tengo pensamientos terribles de que puedo herir a mi hermano”. “Sé que esto es completamente irracional, pero los pensamientos me provocaban más angustia y más comportamientos absurdos”. “Como paso mucho tiempo haciendo estos rituales, no puedo hacer las cosas que son realmente importantes”.

Son pensamientos y conductas no deseadas, que aparecen constantemente y producen mucha ansiedad, así la persona haga todo el esfuerzo por ignorarlas o que desaparezcan. Precisamente en el intento por controlarlas, sienten una necesidad imperiosa de realizar rituales o comportamientos, llamados compulsiones. Estos pensamientos y rituales o conductas causan angustia e interfieren con la vida cotidiana. Hacen parte del trastorno obsesivo compulsivo y como se repiten ad infinitum producen un gran sufrimiento. Se calcula que entre uno y tres por ciento de la población general sufre el trastorno. De entrada, hay que diferenciar tres categorías: una es el sujeto perfeccionista. La segunda es el “trastorno” obsesivo compulsivo y la tercera es el “trastorno de personalidad” obsesivo compulsivo.   El perfeccionista tiene un alto nivel de exigencia para sí mismo y para los demás, va tras el logro de objetivos claros, se empeña en el trabajo y anhela orden y previsibilidad. En suma, quieren que las cosas salgan y estén bien. La segunda categoría es el trastorno obsesivo compulsivo. La persona se lava las manos, ubica cosas en un orden específico, revisa todo, reza exageradamente, cuenta números o repite palabras en silencio una y otra vez o según ciertas reglas que se deben seguir estrictamente buscando de esta manera que la angustia desaparezca. La tercera categoría es el trastorno de personalidad obsesivo compulsivo. En estas personas hay gran preocupación por el perfeccionismo, el orden y el control, utilizan para todo normas y listas, son inflexibles y rígidos, ponen atención extrema a los detalles y procedimientos hasta tal punto que puede interferir con la capacidad para terminar sus labores y son tan excesivamente dedicados al trabajo y a ser productivos, que descuidan amistades, familias y actividades recreativas.

En general, las personas con trastorno de personalidad obsesivo compulsivo piensan que no tienen un problema, mientras que las personas con trastorno obsesivo compulsivo son conscientes de que sus pensamientos y acciones son anormales o irracionales. En psiquiatría, para poder afirmar que se trata de trastorno obsesivo compulsivo, los síntomas deben durar más de una hora al día o causar tanta ansiedad que interfieren en gran medida en las actividades diarias. Por supuesto antes del diagnóstico hay que descartar un posible origen por consumo de sustancias psicoactivas u otra enfermedad. Este trastorno tiene una tendencia familiar y unas causas complejas relacionadas con la genética, la fisiología del cerebro, experiencias vitales, la familia y otros factores ambientales Los investigadores piensan que algunos circuitos cerebrales no funcionan adecuadamente en estas personas.Generalmente el trastorno obsesivo compulsivo comienza durante la niñez y los síntomas pueden mejorar o empeorar en diferentes momentos de la vida. Este trastorno a menudo se asocia con otros problemas mentales como la esquizofrenia, la depresión, los trastornos alimentarios, el trastorno bipolar y el abuso de sustancias. Las personas que sufren este trastorno de personalidad creen que sus altos estándares y ética de trabajo son lógicos y que es la única forma de hacer las cosas. Los horarios rígidos y las reglas las hacen sentir bien, piensan que los demás deberían ajustarse a su comportamiento y creen firmemente que es lo mejor para todos y a diferencia de las personas con trastorno obsesivo compulsivo no sufren ansiedad. Otros rasgos del trastorno de personalidad obsesivo compulsivo son la incapacidad para deshacerse de cosas incluso si carecen de valor, la inflexibilidad, la falta de generosidad, la negativa a permitir que otras personas hagan las cosas y dificultad para mostrar afecto. Es fundamental tomar la decisión de buscar ayuda profesional. El médico realizará un examen para asegurarse que no sea un problema físico el que está causando el cuadro clínico y remitir a un especialista si es necesario. Puede ser tentador autodiagnosticarse o diagnosticar a sus amigos y familiares, pero se recomienda pedir la evaluación de un especialista. Esto es importante porque existen varios tipos de tratamiento para el trastorno obsesivo compulsivo, que incluyen psicoterapia y medicamentos antidepresivos en los casos más graves. De modo que estas personas no están solas y pueden disminuir esa angustia para vivir mejor.