La frecuencia cardíaca mide la cantidad de veces que el corazón late por minuto. También se le conoce comúnmente como pulso.

“Una frecuencia cardíaca baja le permite al corazón mantener un ritmo saludable e implica una función cardíaca más eficiente ante los elementos estresantes rutinarios. Estos pueden incluir ejercicio, enfermedad y actividades cotidianas”, indica el diario especializado Medical News Today.

No obstante, una frecuencia cardíaca anormalmente alta puede conducir a una variedad de riesgos y afecciones para la salud. Las complicaciones asociadas con pulsaciones altas incluyen: niveles bajos de energía, baja condición física, obesidad, dolor o incomodidad en el pecho, dificultad o incomodidad para respirar, reducción de la circulación sanguínea, especialmente en las manos y los pies y presión arterial baja.

De igual forma, una persona con el pulso acelerado puede experimentar debilidad, aturdimiento, mareos y desmayos, coágulos de sangre e insuficiencia cardíaca, ataque cardíaco o accidente cerebrovascular.

De acuerdo con la biblioteca médica Medlineplus, normalmente el corazón late entre 60 y 100 veces por minuto. En las personas que hacen ejercicio habitualmente o que toman medicamentos para reducir el ritmo cardíaco, la frecuencia puede caer por debajo de 60 latidos por minuto.

Si la frecuencia cardíaca es rápida (más de 100 latidos por minuto), se denomina taquicardia. A una frecuencia cardíaca de menos de 60 se le llama bradicardia, mientras que un latido cardíaco adicional fuera de ritmo se conoce como extrasístole, precisa este sitio web.

Las palpitaciones no son graves en la mayoría de oportunidades; sin embargo, hay afecciones que pueden aumentar la probabilidad de que la persona tenga un ritmo cardíaco anormal. Por ejemplo, una enfermedad cardíaca conocida en el momento en que las palpitaciones comienzan, factores de riesgo significativos para cardiopatía, una válvula cardíaca anormal o una anomalía electrolítica en la sangre, como puede ser un nivel bajo de potasio.

La Facultad de Medicina de Harvard afirma que el mejor momento para medir la frecuencia cardíaca es antes de levantarse de la cama en la mañana. Para hacerlo, se deben colocar uno o dos dedos en la muñeca o cuello y contar el número de latidos en 15 segundos. Después, se multiplica ese número por cuatro.

Lo ideal es controlar la frecuencia cardíaca en reposo varias veces por semana y en diferentes momentos del día y tener en cuenta que el número puede estar influenciado por muchos factores que incluyen el estrés y la ansiedad, las hormonas circulantes y algunos medicamentos como los antidepresivos y aquellos que se usan para la presión arterial.

¿Qué aumenta las pulsaciones?

Las palpitaciones cardíacas altas pueden deberse a factores como ansiedad, estrés, crisis de pánico o miedo, consumo de cafeína o de cocaína u otras drogas ilícitas, medicamentos descongestionantes, la ingestión de pastillas para adelgazar, ejercicio, fiebre y consumo de nicotina.

De acuerdo con los expertos, hay algunas recomendaciones que las personas pueden seguir para limitar las palpitaciones:

- Reducir la ingesta de cafeína y nicotina. Los estimulantes pueden causar deshidratación, aumentando el trabajo del corazón.

Cuando el cuerpo está deshidratado, el corazón tiene que trabajar más para estabilizar el flujo sanguíneo. La recomendación para mantener la frecuencia cardíaca en niveles normales es beber suficiente agua. | Foto: Haag & Kropp GbR

- Aprender a reducir el estrés y la ansiedad.

- Ensayar con ejercicios de respiración o relajación profunda.

- Practicar yoga, meditación o taichí.

- Hacer ejercicio de manera regular.

- No fumar

- Salir a caminar, idealmente lejos de un entorno urbano

- Tomar un baño o una ducha tibia y relajante

- Mantenerse hidratado: cuando el cuerpo está deshidratado, el corazón tiene que trabajar más para estabilizar el flujo sanguíneo. A lo largo del día, toma muchas bebidas sin azúcar y sin cafeína, como agua y té de hierbas.

- Limitar el consumo de alcohol: la mayoría de las formas de alcohol deshidratan el cuerpo. Este también es una toxina, y el cuerpo debe trabajar más para procesarlo y eliminarlo.

- Llevar una dieta saludable y equilibrada: Consumir una dieta variada, rica en frutas, vegetales, proteínas magras, nueces y legumbres puede ayudar a mejorar la salud del corazón, así como la salud en general.

Cuando el incremento en la frecuencia cardíaca se vuelve constante, lo mejor es consultar al especialista con el fin de determinar las causas que están generando el padecimiento y validar si se requiere algún tipo de tratamiento específico.