Hay que tener en cuenta que la tiroides es una de las glándulas fundamentales del cuerpo, por el hecho que es la responsable de la segregación hormonal de energía necesaria para el organismo.
La glándula se encuentra en el cuello e influye en los diferentes procedimientos que efectúa en organismo, tales como respirar, controlar el ritmo cardiaco, regular el peso, controlar los cambios de ánimo, entre otros. Con respecto a las hormonas que segrega la tiroides, estas son la tiroxina y triyodotironina.
Ambas hormonas se encargan de controlar el metabolismo celular, lo cual significa que son las responsables de suministrar correctamente la energía hacia las células del organismo. Una simple alteración en la segregación de la glándula puede generar una complicación grande que afecta a los órganos y funciones dependientes de la tiroides.
Una de esas alteraciones es el hipertiroidismo, correspondiente a un aumento significativo en la velocidad por la cual se segregan las hormonas. Puede pensarse que a mayor presencia hormonal habrá un incremento en la capacidad energética, lo cual no sería una complicación en gran medida. No obstante, los expertos de Medline Plus apuntan que es todo lo contrario.
El hipertiroidismo ocurre cuando la tiroides produce más hormonas de las necesarias, siendo una patología que desemboca en otras complicaciones. Por un lado, un exceso de energía ataca al sistema inmune, dado que no encuentra espacio para recibir esa cantidad y debe liberarla de algún modo.
Adicionalmente, una velocidad de esa índole conlleva el desarrollo de nódulos, lo cual se resume en el aumento del tamaño en la tiroides. En consecuencia, los nódulos generan un desequilibrio en el peso corporal e impiden que la energía llegue a su destino.
Otra complicación consecuente al hipertiroidismo es la tiroiditis. Los expertos explican que esta condición es una inflamación de la tiroides, generando que las hormonas se acumulen en la tiroides sin la posibilidad de liberarse.
Para solucionar eso, la alimentación cumple un papel fundamental, debido a que los nutrientes que proporcionan son necesarios para recuperar el control de la tiroides. En el caso de los pacientes con hipertiroidismo, esto no es la excepción.
Con base a la información recogida por los especialistas de Salud Savia, se sabe que el punto principal para regular la tiroides con la alimentación es consumir alimentos hipertiroidales; es decir, aquellos que sean fuente de yodo para activar la glándula.
Las fuentes de yodo por excelencia son los vegetales (ajo, tomates, espinacas, habas, guisantes, cereales y lumbres), maíz, girasol, lentejas, guisantes, avena, frutas (mango, coco, fresas, nueces, piña), hierbas o especias (hisopo, hinojo, canela, algas marinas), mariscos y sal yodada.
La ventaja que tienen estos alimentos es que pueden consumirse en cualquiera de las tres comidas del día, lo cual permite explotar la creatividad culinaria al momento de consumirlos.
De igual medida, los expertos recomiendan combinar estos productos con alimentos que aporten tirosina, un aminoácido que potencia los efectos de la tiroides. Algunas recomendaciones son: huevo, plátano, almendras, berros, pepinos, guisantes y albahaca.
Cabe mencionar que también hay otros alimentos que no deben estar en la dieta, por el hecho que generan el efecto contrario al deseado. Los siguientes productos se encargan de reducir la actividad tiroidea y, en esta ocasión, lo que se requiere es lo inverso.
Los alimentos menos recomendados son: la familia de las crucíferas (coliflor, brécol, coles de Bruselas, nabo y rábano), soja, garbanzos, aguacates, cereales de mijo, trigo, semillas de lino, apio, naranja, limón, zanahoria, aguacate, ciruela, berenjena, melocotón, granada, uvas, espárragos, melón y perejil.