Las piedras en los riñones, también conocidas como cálculos renales, son una masa sólida que se forma en este órgano del cuerpo cuando las partículas minerales o sales ácidas que contiene la orina se cristalizan. Estos cristales pueden quedarse ahí o desplazarse hasta el uréter y, normalmente, se expulsan al orinar. En caso contrario, pueden provocar problemas como dolor intenso.
Información del portal Cinfasalud indica que las dimensiones de estas piedras pueden ser milimétricas, desde las conocidas popularmente como “arenillas”, hasta alcanzar varios centímetros. Además pueden existir uno o varios cálculos renales al mismo tiempo.
Se trata de una enfermedad muy común. De hecho, según la Asociación Española de Urología (AEU), una de cada diez personas sufrirá un cálculo renal en algún momento de su vida. La incidencia de este padecimiento aumenta después de los 20 años y es máxima entre los 40 y los 60, especialmente en los hombres. En las mujeres, también se produce un segundo pico de incidencia a partir de los 60 años.
Tomar suficiente líquido, especialmente agua, es lo más importante que se puede hacer para prevenir las piedras en los riñones. A menos de que la persona padezca insuficiencia renal, muchos profesionales de la salud recomiendan tomar de seis a ocho vasos de 8 onzas todos los días, según informa el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, de Estados Unidos.
Existen diferentes tipos de cálculos, pero los de calcio son los más comunes y representan entre un 60 % y 80 % de todos. Cinfasalud explica que el calcio que el organismo no usa se dirige a los riñones, donde es retenido y puede combinarse con sustancias como el oxalato, presente en alimentos como las espinacas o los suplementos de vitamina C, para formar el cálculo.
El fosfato y el carbonato son otras de las sustancias con las que a veces se combina el calcio, y hasta un 40 % de los cálculos de calcio son de composición mixta.
Menos sodio
Para evitar la aparición de cálculos, o evitar que estos se queden en los riñones, es importante reducir el consumo de sodio.
La probabilidad de tener piedras en los riñones aumenta cuando se consume mucho sodio, el cual es una parte de la sal. Muchos de los alimentos enlatados y empaquetados y las comidas rápidas tienen sodio. De igual forma, los condimentos, aderezos y carnes también lo poseen, por lo que es ideal evitar la ingesta de los mismos.
Comer proteínas provenientes de animales puede aumentar la posibilidad de que se generen cálculos renales. Lo recomendable es entonces limitar el consumo de carne, pollo y cerdo, especialmente las vísceras, los huevos, pescados y mariscos y productos lácteos. Sin embargo, los expertos indican que es importante asegurarse de que el cuerpo reciba la cantidad de proteína diaria que requiere.
La proteína animal se puede reemplazar por vegetal como frijoles, guisantes secos y lentejas. Estos son alimentos que tienen alto contenido de proteínas y un bajo contenido de oxalato, que también puede derivar en cálculos en los riñones.
Por esta razón también se debe evitar el exceso de este compuesto para prevenir principalmente los casos de piedras de oxalato de calcio. Los alimentos ricos en oxalato son la espinaca, remolacha, cacao, acelgas, maní o cacahuate, café, bebidas achocolatadas, chocolate, nueces y mariscos.
El portal Tua Saúde asegura que estos alimentos pueden consumirse pero en pequeñas cantidades y con poca frecuencia. Una opción para su ingesta es utilizar un método llamado doble cocción, el cual consiste en cocinar los vegetales ricos en oxalatos dos veces, descartando el agua de la primera cocción.
Cuando una persona tiene cálculos renales es importante que ingiera suficiente cantidad de calcio. En las cantidades correctas este mineral puede bloquear otras sustancias en el tubo digestivo que pueden causar piedras. Lo recomendable es que obtenga calcio de alimentos de origen vegetal, como los jugos, cereales y panes enriquecidos con calcio; algunos tipos de vegetales; y algunos tipos de frijoles.