Llevar una alimentación saludable y equilibrada, así como realizar actividad física es determinante en todas las etapas de la vida, pues esta es, según los especialistas, la mejor fórmula para prevenir y evitar enfermedades.

No obstante, con el paso de los años y ante los cambios que experimenta el organismo, adoptar una buena dieta se hace aún más relevante. Por ejemplo, los 50 años marcan un punto de inflexión en la vida de una persona, que se hacen evidentes con los cambios fisiológicos.

A los signos prostáticos en los hombres y la menopausia en las mujeres, se suma, por ejemplo, la pérdida de masa muscular, que se compensa con un aumento de grasa, debilitamiento de los huesos y un metabolismo más lento, precisa un artículo del diario El Confidencial, de España. A partir de esa edad, el organismo no tiene la misma capacidad para regenerar las células que se pierden naturalmente y los síntomas del envejecimiento se hacen evidentes.

Por esta razón, la alimentación toma aún más relevancia en esa etapa de la vida. Según el Instituto Nacional para el Envejecimiento, de Estados Unidos, es clave incluir en la dieta verduras y frutas de muchos colores y tipos diferentes, asegurarse de que por lo menos la mitad de los granos que se consumen son integrales y comer solo pequeñas cantidades de grasas sólidas y alimentos con azúcar agregada.

La recomendación es comer grasas buenas; es decir, poli y monoin­saturadas, como las que se encuentran en las semillas, nueces, aguacates y pescados grasos como el salmón. Cualquiera de las grasas agregadas al cocinar deben provenir de aceites de plantas como el aceite de oliva, canola, maíz o vegetal.

También es ideal consumir mariscos dos veces a la semana. Los peces pequeños, como las sardinas o las truchas, o los peces criados en granjas contienen menos mercurio que los pescados grandes, como el atún. El mercurio puede ser dañino para la salud.

El consumo de proteína es clave, pues es imprescindible para el desarrollo y mantenimiento de la masa muscular y, en consecuencia, una mejor actividad física, un metabolismo más eficiente y mejor salud inmunológica.

Un artículo publicado en la revista Nutrients, indica que la ingesta de proteínas se ve afectada por las diferentes dietas y también a lo largo de la vida de la persona. Por ello es necesario garantizar una ingesta adecuada en la dieta a partir de los 50 años. Lo recomendable es entre 1,2 y 2 gramos por kilo de peso.

Según información de AARP, organización estadounidense que trabaja con personas mayores de 50 años, en esta etapa de la vida es importante controlar el consumo de calorías. La cantidad de calorías que una persona necesita cada día disminuye un poco con la edad, pero muchas veces se comete el error de seguir consumiendo la misma cantidad de comida. Por ello, además de la alimentación, el ejercicio es clave para mantener una vida saludable.

Lo que se debe evitar

Por esta razón hay algunos alimentos que las personas mayores de 50 años deberían evitar en su ingesta, dicen los expertos.

1. Calorías vacías. Se debe procurar no consumir alimentos y bebidas que contienen muchas calorías pero pocos nutrientes como, por ejemplo, papas fritas y productos similares, galletas, refrescos gaseosos y alcohol.

2. Sal: La sal es considerada un enemigo silencioso. Una dieta que contenga mucha sal puede causar presión alta, y esto aumenta el riesgo de desarrollar trastornos cardiovasculares.

3, Refrescos: Estos productos contienen altos niveles de azúcares procesados y lo que no es transformado en glucosa por el hígado, terminará almacenado en el cuerpo en forma de grasa. Esto hará que el peso aumente y se incremente el riesgo de obesidad.

4. Pan blanco: Este tipo de pan contiene menos fibra y proteínas que el oscuro. La fibra ayuda no solo a los procesos digestivos, sino a generar saciedad evitando que el organismo consuma más del alimento que necesita e incremente la ingesta de calorías.

5. Mantequilla: Este alimento posee un alto porcentaje de grasas trans, relacionadas a los trastornos cardiovasculares y también puede aumentar los niveles de insulina.