El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo, pues ocasiona cada año 10 millones de defunciones, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En el 2020, los más comunes (en términos de nuevos casos de cáncer) fueron:

  • De mama (2,26 millones de casos).
  • Pulmonar (2,21 millones de defunciones).
  • Colorrectal (1,93 millones de casos).
  • De próstata (1,41 millones de casos).
  • De piel (no melanoma) (1,20 millones de casos).
  • Gástrico (1,09 millones de casos).

Asimismo, la organización explicó que el cáncer se produce por la transformación de células normales en células tumorales en un proceso de varias etapas que suele consistir en la progresión de una lesión precancerosa a un tumor maligno.

Esas alteraciones son el resultado de la interacción entre factores genéticos del paciente y tres categorías de agentes externos, que son: carcinógenos físicos, como las radiaciones ultravioletas e ionizantes; carcinógenos químicos, como el amianto, los componentes del humo de tabaco, las aflatoxinas (contaminantes de los alimentos) y el arsénico (contaminante del agua de bebida), y carcinógenos biológicos, como determinados virus, bacterias y parásitos.

Hay que señalar que el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) y el Programa Nacional de Toxicología (NTP) de Estados Unidos, entre otras organizaciones, han clasificado al arsénico como un carcinógeno para los humanos. El arsénico es un elemento que se genera de forma natural y que puede encontrarse en piedras, tierra, agua, el aire, plantas y animales, así como en compuestos industriales y agrícolas.

El arsénico es un elemento que “ocurre” de forma natural y no es posible evitarlo por completo, hay acciones que las personas pueden tomar para reducir su exposición, como por ejemplo, evitar el consumo excesivo de alimentos que se sabe contienen altas concentraciones de arsénico, como mariscos, arroz y productos derivados del arroz.

La Sociedad Americana Contra el Cáncer también reveló que hay evidencia de que un patrón alimentario con un alto contenido de azúcares añadidos afecta los niveles de insulina y hormonas relacionadas de formas que pueden aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer.

Por tal razón, limitar los alimentos altamente procesados que contienen altos niveles de azúcares añadidos, como repostería, dulces, golosinas, galletas y cereales azucarados, así como bebidas endulzadas con azúcar, como refrescos, bebidas deportivas y bebidas energéticas, puede ayudar a reducir la ingesta de calorías, limitar el aumento de peso y promover un peso corporal más saludable. Esto también puede reducir la secreción de insulina en personas con afecciones metabólicas como la prediabetes o la diabetes tipo 2.

Adicionalmente, indicó que las dietas vegetarianas pueden ser útiles para la reducción del riesgo de cáncer.

Sin embargo, la certeza es menor sobre si una dieta vegetariana brinda algún beneficio especial a la salud en comparación con las alimentaciones que incluyen pequeñas cantidades de alimentos de origen animal que son típicamente consumidas en el mundo occidental.

Sobre la misma línea, la OMS señaló que entre el 30 % y el 50 % de los cánceres se pueden evitar y la mejor forma de prevenirlo es:

  • Evitando consumir tabaco.
  • Manteniendo un peso corporal saludable.
  • Comiendo una dieta saludable en la que se incluyan frutas y verduras.
  • Realizando actividad física de forma regular.
  • Evitando el consumo nocivo del alcohol.
  • Vacunándose contra el VPH y la hepatitis B en caso de pertenecer a un grupo para el que se recomienda la vacunación.
  • Evitando la radiación ultravioleta (que resulta principalmente de la exposición al sol).
  • Reduciendo (en la medida de lo posible) la exposición a la radiaciones ionizantes (por motivos profesionales o durante la realización de pruebas de diagnóstico por la imagen).