La presión arterial es una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea sangre al cuerpo, mientras que la hipertensión es el término que se utiliza para describir la presión arterial alta, de acuerdo con Medline Plus, web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, que además explica que esta se mide de la siguiente forma:
- Una presión arterial normal es menor a 120/80 mm Hg la mayoría de las veces.
- Una presión arterial alta (hipertensión) es mayor a 130/80 mm Hg la mayoría de las veces.
- Si el número superior de la presión arterial está entre 120 y 130 mm Hg y el número inferior es menor a 80 mm Hg, se denomina presión arterial elevada.
La biblioteca también explicó que hay muchos factores que pueden afectar la presión arterial, como la cantidad de agua y de sal que tiene el cuerpo de cada persona, el estado de los riñones, el sistema nervioso, los vasos sanguíneos y los niveles hormonales.
Además, las personas son más propensas a tener la presión arterial alta a medida que envejecen, pues los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos con la edad. Cuando esto sucede, la presión arterial se eleva y la hipertensión aumenta la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular, un ataque cardiaco, insuficiencia cardiaca, enfermedad renal o muerte prematura.
Por tal razón, las personas que tienen esta afección deben cuidar la alimentación y los expertos recomiendan seguir una dieta que incluya alimentos como: lácteos (leche, cuajada, yogures sin azúcar), carnes que contengan la menor cantidad de grasa, pescados, huevos, cereales (sin azúcar), papa, legumbres (lentejas, garbanzos), verduras y frutas.
Las bebidas ideales son el agua, infusiones naturales y zumos libres de azúcar. Las grasas benéficas en este caso son el aceite de oliva y el aceite de girasol, maíz y soya.
Asimismo, existen alimentos que se deben evitar y el consumo de sodio es uno de los principales alimentos vetados para quienes sufren de presión arterial alta, pues la sal es un componente que estimula la subida de tensión en la sangre y hace que los tejidos del cuerpo retengan líquidos.
La recomendación es evitar o bajar el consumo de alimentos ricos en sodio como la sal. Un buen sustituto son las especies como la pimienta, hierbas aromáticas, ajos frescos, entre otros que resaltarán el sabor de los alimentos.
De igual forma, debe evitarse el consumo de frutos secos (almendras, maní, cacahuetes), de carnes ahumadas o saladas, alimentos precocidos, en conserva o las salsas de tomate y mostaza que también contienen niveles altos de sodio.
Por otra parte, cambiar el estilo de vida también puede ayudar a controlar la presión arterial alta y algunas recomendaciones de Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, son:
- Mantener un peso saludable o bajar de peso, si se tiene sobrepeso u obesidad.
- Limitar la cantidad de alcohol que se bebe.
- Dejar de fumar: eliminar este hábito puede reducir el riesgo de una enfermedad cardiaca y mejora la salud en general.
- Reducir el consumo de cafeína: es posible que las personas que beben café con regularidad presenten un efecto leve o nulo en la presión arterial.
- Reducir el estrés: este factor puede contribuir a una presión arterial alta si la reacción al estrés es consumir alimentos poco saludables, beber alcohol o fumar.
Hay que señalar que la única manera de detectar la hipertensión es recurrir a un profesional de la salud para que mida la tensión arterial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó que la mayoría de personas hipertensas ignoran que lo son, pues la enfermedad no siempre va acompañada de síntomas o signos de alerta, pero pueden presentarse síntomas como cefaleas matutinas, hemorragias nasales, ritmo cardiaco irregular, alteraciones visuales y acúfenos. Además, la hipertensión grave puede provocar cansancio, náuseas, vómitos, confusión, ansiedad, dolor torácico y temblores musculares.