La alimentación es uno de los factores más importantes para el bienestar integral del cuerpo humano. Según indica la Organización Mundial de la Salud, “una dieta saludable ayuda a protegernos de la malnutrición en todas sus formas, así como de las enfermedades no transmisibles, entre ellas la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer”.

En los niños, una dieta equilibrada es fundamental para un buen desarrollo. Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) explica que en la actualidad la mala alimentación es uno de los mayores obstáculos para el crecimiento y aprendizaje de los niños. “Los riesgos son más graves durante los dos primeros años de vida, cuando una ingesta insuficiente de nutrientes puede causar un daño irreversible en el cuerpo y el cerebro de los niños, que se encuentran en un rápido proceso de crecimiento, lo que limita su potencial para crecer, desarrollarse, aprender durante su infancia y obtener unos ingresos decentes en la edad adulta”.

Los malos hábitos alimenticios aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles como diabetes, sobrepeso, obesidad, entre otras. Según el informe Estado Mundial de la Infancia 2021 de la Unicef, en el mundo el 29% de niños de 6 a 23 meses no reciben una dieta nutritiva para suplir sus necesidades básicas en los primeros años de desarrollo. “En el caso de los recién nacidos, la inseguridad alimentaria se asocia con los trastornos mentales y cognitivos y con las dificultades para crear vínculos. Entre los tres y los cinco años aproximadamente, las carencias nutritivas pueden estar relacionadas con los casos de comportamiento agresivo, los estados de ánimo ansiosos y depresivos y los déficits de atención e hiperactividad”.

Frutas del bosque

Según explicó Lisa Mosconi, directora de Weill Cornell Women’s Brain Initiative y autora de Brain Food: The Surprising Science of Eating for Cognitive Power, a National Geographic, las moras, las cerezas y los arándanos tienen un contenido alto de vitamina C, la cual es beneficiosa para el cerebro, pues tiene un papel importante al neutralizar radicales libres que puedan dañar el ADN y las células. “También es importante para la formación de neurotransmisores, las sustancias químicas empleadas para comunicar información en el sistema nervioso”.

Pescado

El cerebro está compuesto mayoritariamente de grasa. Según explica National Geographic el tipo de grasas que se consumen son importantes. Agrega que el ácido docosahexaenoico (DHA) es importante para la construcción de células nerviosas, responsables del crecimiento y desarrollo óptimo del cerebro. Por esto, recomienda incluir el pescado en la dieta balanceada. “Lo fundamental es el pescado graso de agua fría”. Algunos de los pescados con más DHA son el salmón, la caballa, la anchoa, la sardina y el arenque”, detalla el sitio web.

Papa

Mosconi también mencionó que la papa, conocida como batata en otros lugares, es un tubérculo que es beneficioso para la salud cerebral en general, pues tiene un alto contenido de vitamina A (antioxidante). Si se presenta un déficit severo de esta vitamina tan importante, pueden desarrollarse dificultades para un buen desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso central. “Puedes hacerlas puré, asarlas, freírlas, cocinarlas a la parrilla y meterlas en tartas o sopas. Las posibilidades son infinitas”, apuntó la experta.

Recomendaciones

Los alimentos son los encargados de aportar energía y los nutrientes necesarios para el óptimo funcionamiento del organismo. Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos señala algunas recomendaciones para una dieta nutritiva:

  • Consumir una variedad de alimentos, incluyendo vegetales, frutas y productos con granos integrales.
  • Consumir carnes magras, aves, pescado, guisantes y productos lácteos descremados.
  • Beber mucha agua.
  • Limitar la sal, azúcar, alcohol, grasas saturadas y grasas trans.