Alimentarse de manera saludable es una de las principales recomendaciones de los especialistas si se quiere tener una condición de salud favorable. Esto sumado a la práctica regular de actividad física.
En este marco, las frutas y verduras no deben faltar en la dieta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir al menos 400 gramos diarios de estos productos, los cuales le aportan una serie de nutrientes al organismo, entre ellos, vitaminas, minerales y fibras.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) indican que ingerir más frutas y verduras es una manera segura no solo de mantener un peso saludable, sino de reducir el riesgo de algunos tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas, gracias a sus aportes en nutrientes.
Al elegir las verduras, lo aconsejable es incluir diversos colores y tipos cada día. Brócoli, espinaca, hojas de berza, col rizada (kale), y otras hojas verdes de color oscuro son buenas opciones. También es viable escoger verduras rojas y anaranjadas, como tomates, zanahorias, boniatos o pimientos rojos.
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos aseguran que estos alimentos son buenas fuentes de vitaminas en general, incluidas la A y la C, y también tienden a ser buenas fuentes de fibras. Dentro de los minerales destacan el potasio, hierro y calcio.
Vegetales verdes
Sus beneficios pueden ser más puntuales si se tienen en cuenta los colores. Por ejemplo, se dice que las verdes suelen ser ricas en luteína, un antioxidante que se ha asociado con la reducción del riesgo de padecer degeneración macular en el ojo, enfermedad que reduce la agudeza visual.
La luteína es uno de los dos principales carotenoides que se encuentran en el ojo humano (mácula y retina) y su función principal sería actuar como un filtro de luz, protegiendo los tejidos oculares del daño de la luz solar, precisa la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Los vegetales verdes también destacan por su contenido de magnesio. Aquí se incluyen la espinaca, col rizada, lechugas y acelgas, entre otros.
Naranja y amarillo
Estas tonalidades están compuestas de antioxidantes que nutren la piel y la protegen. Normalmente, los vegetales de este color contienen compuestos que actúan como antioxidantes que contribuyen a contrarrestar las alteraciones provocadas por los rayos ultravioleta. Dentro de este grupo se encuentran vegetales como la zanahoria y la calabaza, por ejemplo.
Rojo
Las frutas y verduras de tonalidades rojizas son ricas en ciertas sustancias bioactivas entre las que destacan licopeno y antocianina. El licopeno es un poderoso antioxidante que podría ayudar a proteger las células del daño. Se encuentra en el tomate y en frutas como la sandía, naranja roja, pomelo rosado, albaricoque y guayaba.
Se dice que los vegetales de color rojo también serían convenientes para combatir la diabetes e inhibir la formación de colesterol en sangre.
Vegetales blancos
Algunas verduras de este color como el ajo o la cebolla, contienen alicina y quercitina, sustancias responsables de sus aromas característicos y que también tendrían un papel importante en la salud cardiovascular, indica una publicación del medio digital Business Insider.
Se dice que la alicina es un antioxidante que parece combatir los efectos del colesterol malo y ayudar frente a la hipertensión o los accidentes cardiovasculares. Este tipo de productos son buena fuente de potasio, magnesio, fibra y glucosinola. La coliflor, los nabos, el puerro o los champiñones son algunos de los alimentos que se incluyen en este grupo.
Referencias:
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos
Institutos Nacionales de Salud