El picante forma parte de la gastronomía de varias regiones en Colombia y, por supuesto, del mundo. Más que un sabor, se trata de una sensación que se percibe tras el consumo de ingredientes ricos en compuestos como la capsaicina, la piperina o la allicina, según precisan desde el blog de salud de la compañía Mapfre.

Lo curioso, de acuerdo con la explicación del referenciado portal, es que el ser humano puede sentir el picante por medio de los nociceptores, que son aquellas terminaciones nerviosas receptoras del dolor. Estos transmiten señales al cerebro, que producen la sensación de quemazón y picor en la mucosa oral, pero al mismo tiempo una pequeña sensación de bienestar.

Es por ello que, pese a estar asociado con el dolor, hay muchas personas amantes al picante, a quienes además les agradará saber que existen algunos beneficios relacionados con el consumo de comidas picantes.

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De acuerdo con un estudio publicado en el British Medical Journal, citado por el portal de nutrición y estilo de vida saludable Cuerpo Mente, el consumo de picante podría incidir en el tiempo de vida. Tras revisar los datos de 490.000 personas de 30 a 79 años de edad, la investigación concluyó que aquellos que afirmaban comer alimentos picantes de manera regular tenían menos riesgo de muerte.

“Los participantes que tenían la costumbre de consumir alimentos picantes 6 o 7 días a la semana tenían un 14 % de menos riesgo de fallecer que aquellos que los tomaban menos de una vez a la semana”, indican en el artículo.

De hecho, como señala Mapfre, al picante se le atribuyen otra serie de propiedades para mejorar la digestión y proteger el organismo. En primer lugar, gracias a que favorece las secreciones gástricas, los alimentos condimentados con especias picantes pueden ayudar al correcto tránsito digestivo, evitar las náuseas y el vómito causados por el embarazo y determinados tratamientos médicos. Vale la pena señalar que estos es en cantidades moderadas.

Asimismo, al picante se le confieren efectos calmantes, antibacterianos, antisépticos y antiinflamatorios, lo que lo convierte en un ingrediente idóneo para mejorar la salud del cuerpo. En este sentido, explica Mapfre, el picante se ha empleado como una alternativa a ingredientes como la sal, lo cual es positivo para regular la tensión arterial.

“Su acción calmante del dolor se debe a que “engaña” al sistema nervioso central actuando sobre los receptores del dolor, por lo que dicha sustancia también se emplea en fórmulas farmacológicas en patologías como psoriasis, artritis reumatoide o neuralgias”, agregan.

Inclusive, algunos estudios han demostrado la efectividad del picante para disminuir la mortalidad a causa de enfermedades cardíacas. Así lo señala el portal Cuerpo Mente, que refiere una investigación publicada en Journal of the American College of Cardiology, en la que se estudió los hábitos de vida de 23.000 personas durante ocho años.

Durante todo el tiempo, se revisó también el estado de salud de cada uno de los participantes y, pasado el periodo del experimento, se identificó que en el grupo que comió más pimientos picantes se había presentado 40 % menos de infartos.

La asociación del covid con la enfermedad cardiovascular y otorgan plausibilidad a la hipótesis de que el SARS-CoV-2 actúe como un factor modificador de la enfermedad cardiovascular. | Foto: Getty Images

¿En qué casos no se recomienda consumir picante?

Descubrir todas las propiedades del picante debe ser una buena noticia para los amantes de esta sensación y para quienes apenas les está empezando a gustar. No obstante, es fundamental tener presente que existen algunas contraindicaciones para su consumo, especialmente debido a que puede agravar los síntomas de ciertas afecciones.

Por ello, desde Mapfre aconsejan evitar o reducir la ingesta de picante en caso de presentar alguna de las siguientes condiciones particulares:

  • Úlcera gastroduodenal
  • Gastritis
  • Síndrome de intestino irritable
  • Reflujo gastroesofágico
  • Hemorroides
  • Problemas hepáticos
  • Mujeres embarazadas o en período de lactancia
  • En niños menores de seis años.