El aceite de ricino es un aceite vegetal extraído de las semillas de la planta medicinal Ricinus communis, el cual tiene propiedades antioxidantes, de acuerdo con el portal portugués de salud, nutrición y bienestar.
Es más, el portal indicó que el aceite de ricino es ideal para prevenir o tratar la sequedad de la piel; cicatrizar la piel; aumentar la elasticidad y la suavidad de la piel; prevenir y combatir inflamaciones o infecciones en la piel, y aliviar la comezón y las erupciones cutáneas en la piel.
Además, indicó que “los beneficios del aceite de ricino sobre la piel se deben principalmente a las sustancias presentes en su composición, como ácido ricinoleico, vitamina E, ácidos grasos y sales minerales, con propiedades humectantes, antiinflamatorias, antimicrobianas y antioxidantes, las cuales ayudan a mantener la hidratación de la piel, evitando la pérdida de agua, además de nutrir la piel y disminuir su inflamación”.
Así las cosas, para obtener los beneficios hay que aplicarse el aceite de ricino directamente en la piel mediante ligeros masajes.
Ahora bien, la piel del rostro debe tener otros cuidados, y Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, enumeró algunas recomendaciones:
1. Proteger la piel del sol: limitar el tiempo que se pasa al sol, especialmente al mediodía, y usar siempre ropa protectora, como sombreros de ala ancha, camisas de manga larga y gafas de sol. Se debe elegir un producto para el cuidado de la piel con un factor de protección solar (SPF), pues la American Academy of Dermatology (Academia Estadounidense de Dermatología) recomienda utilizar un protector solar de amplio espectro con SPF de 30 o más.
Además, la entidad recomienda aplicarse abundante cantidad de protector solar y volverlo a aplicar cada dos horas, o con más frecuencia si se está nadando o transpirando.
2. Tratar la piel con suavidad y para hacerlo es importante:
- Limitar la duración del baño. El agua caliente y las duchas o baños prolongados eliminan los aceites naturales de la piel y lo mejor es emplear agua tibia en lugar de agua caliente.
- Evitar los jabones fuertes. Los jabones y detergentes fuertes pueden eliminar los aceites naturales de la piel.
- Secarse con golpecitos. Después del baño, lo idea es secarse la piel suavemente con una toalla dando pequeños toques para que quede algo de humedad en la piel.
3. No fumar: fumar puede acelerar el proceso de envejecimiento normal de la piel, lo que contribuye a la formación de arrugas y a otros cambios en el aspecto del rostro, ya que:
- La nicotina hace que los vasos sanguíneos se achiquen, lo que reduce el flujo de oxígeno y los nutrientes a las células de la piel.
- Una serie de sustancias químicas desencadenan eventos moleculares que cambian o dañan estructuras que son necesarias para la salud y elasticidad de la piel.
- Entrecerrar los ojos o fruncir los labios en forma repetitiva contribuye a la aparición de líneas alrededor de la boca y los ojos.
- El calor y el humo no inhalado pueden secar y dañar la superficie de la piel.
Sobre la misma línea, hay que tener una buena alimentación, pues hay algunas pruebas de que ciertas vitaminas, como la C y E, ayudan a proteger la piel. Asimismo, es importante aumentar la producción de colágeno y entre los alimentos que más se recomiendan para mejorar la producción están: el pescado, los huevos, las verduras, las carnes rojas y los frutos secos, al igual que otros que contengan omega-3.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y, por ello, lo primero que se debe hacer es consultar a un experto (dermatólogo), para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.