Hace más de 3.000 años, los egipcios consideraban la caléndula una planta milagrosa y, posteriormente, los griegos y romanos la utilizaron para curar muchas de sus enfermedades o dolencias.
Los componentes bioquímicos de esta planta le confieren poderes de eficacia terapéutica. Por eso, suele emplearse con fines estéticos por sus propiedades antisépticas y de cicatrización, además, posee virtudes digestivas, antiinflamatorias y antivirales, según el portal especializado en salud, Nutrición y Farmacia.
El magazín El Mundo Deportivo, en su sección de belleza y salud, señala que es útil para las personas que sufren de irritaciones constantes de la piel o para el mantenimiento y cuidado de pieles sensibles, gracias a sus características calmantes, protectoras y antiinflamatorias.
También cuenta con propiedades antibacterianas, antifúngicas y antiinflamatorias, lo que la hace perfecta para tratar la dermatitis, cicatrices y aliviar eccemas de la piel, según el portal Grandes Medios, en su sección de bienestar.
Beneficios de la caléndula
Limpiador facial:
- Una infusión con caléndula se puede utilizar como tónico natural, ya que se trata de una planta ideal para limpiar los poros y el exceso de grasa.
Ayuda combatir la vista cansada:
- Sus compuestos antioxidantes controlan la acción negativa que producen los radicales libres a los ojos y fortalecen la salud visual. Además, su alta concentración de betacaroteno (precursor de la vitamina A) disminuye el estrés visual y ayuda a prevenir enfermedades como las cataratas.
Cicatrizante y antiséptica:
- La caléndula contribuye a regenerar la piel y producir colágeno. Es muy recomendable para curar heridas o tratar cicatrices.
Reduce la inflamación:
- Los potentes activos antiinflamatorios pueden ser útiles para controlar los procesos inflamatorios causados por enfermedades crónicas. La caléndula minimiza los síntomas de las enfermedades óseas y de las articulaciones. También es útil para curar la gingivitis y la faringitis.
Hidrata la piel:
- Es muy utilizada para contribuir y mantener la salud e hidratación de las pieles más suaves y finas, especialmente la de la zona del pañal. Es emoliente y suavizante, según el portal Physiorelax.
Calma las quemaduras solares:
- Una crema o ungüento de esta planta es ideal para disminuir las agresiones cutáneas provocadas por el sol, ya que acelera el proceso de regeneración celular y la eliminación de células muertas gracias a su rico contenido en carotenos y flavonoides.
¿Cómo usar la caléndula?
Generalmente, se utilizan las flores de la caléndula, aunque también se aprovechan sus hojas. Para crear tratamientos de belleza y complementos de salud se emplea la planta tanto fresca como secada el mismo año.
Infusión
- Se puede tomar una taza de infusión 3 veces al día para tratar las inflamaciones del sistema digestivo.
- También se puede usar como colutorio para las llagas bucales o las inflamaciones de las encías.
- La dosis es de 1 cucharadita de la flor fresca o seca por taza de agua caliente.
Aceite
- El aceite esencial de caléndula se usa de manera externa para tratar estrías, psoriasis o caspa.
- Se puede preparar este tónico mezclando un puñado de flores secas con una taza de aceite de almendras.
- Un estudio publicado en Journal of Caring Sciences sugiere que este aceite también podría acelerar la cicatrización de heridas.
¿Cómo hacer aceite de caléndula?
- Sumergir las flores secas de la caléndula en un aceite portador como pueden ser el aceite de girasol o el aceite de oliva.
- Después, se deja macerar durante 21 días y fuera de la luz solar para evitar que el aceite se oxide.
- Una vez el tiempo ha transcurrido se cuela el oleato y este aceite resultante se puede usar solo o para hacer ungüentos o cremas.
- El aceite de caléndula puede ser un remedio alternativo para tratar diversas afecciones de la piel y mejorar la calidad y su aspecto.
- Además, la caléndula podría mejorar la apariencia general de la piel aportando hidratación y firmeza.
Crema/ungüento
- Se utiliza en este formato para curar los cortes menores, rasguños, eccema, piel inflamada, manos agrietadas, sabañones, pezones cuarteados debido a la lactancia, quemaduras menores y acné.
- Se emplea también en las infecciones por hongos como el herpes, las aftas o el pie de atleta.