La alimentación es de gran impacto en el organismo, puesto a que lo que se consume es la principal fuente de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales que el cuerpo necesita para poder desarrollarse con normalidad en el diario vivir. Es importante identificar un balance en lo que se ingiere constantemente.
Especialistas coinciden en que llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas, así como diferentes enfermedades no transmisibles y trastornos. Sin embargo, el aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios. Actualmente, las personas consumen más alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio; por otra parte, muchas personas no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética, como por ejemplo cereales integrales.
En ese sentido, una de las fuentes más ricas de calcio, magnesio o proteínas es la leche. Así las cosas, en el mercado es común encontrar una amplia oferta de leche, como la entera, descremada, semidescremada, deslactosada o semideslactosada. Estas variantes se basan en una misma procedencia: la leche de vaca. Sin embargo, el catálogo es complementado por las “leches vegetales”, como la de almendras, coco, soja o arroz.
Precisamente, aquí aparece un punto de discusión y es si la leche de almendras, por ejemplo, es realmente leche. De acuerdo al Codex Alimentarius, la leche es la secreción mamaria normal de animales lecheros obtenida mediante uno o más ordeños sin ningún tipo de adición o extracción, destinada al consumo en forma de leche líquida o a elaboración ulterior. En ese sentido, la leche de almendras, coco, soja, etc. no cumple los requisitos para ―realmente― ser catalogada como “leche”. Aún así, comercialmente, han mantenido el nombre.
Hacer esta claridad resulta importante para diferenciar las propiedades nutricionales de la leche animal con la “leche vegetal”, dado que presentan características diferentes. Por supuesto, para diseñar un plan de alimentación saludable, lo más recomendable es acudir a un especialista médico para estudiar las condiciones y necesidades específicas de cada persona.
Según detalla el Consejo Argentino sobre Seguridad de Alimentos y Nutrición, las bebidas vegetales pueden elaborarse a base de frutos secos como almendras, avellanas, semillas o cereales como arroz y avena, así mismo, con soja y coco. Estas pueden prepararse artesanalmente, aunque las versiones industriales adicionan vitaminas y minerales.
Generalmente, las bebidas vegetales se caracterizan por ser ricas en fibra y en grasas insaturadas, en especial, las bebidas a base de frutos secos. Además, no contienen gluten, con excepción de las bebidas a base de avena; no contienen colesterol ni lactosa o azúcar de la leche. Así mismo, son bajas en grasas saturadas, salvo las bebidas a base de coco, ya que se trata de una fruta que tiene un alto contenido de este tipo de grasas.
Por otro lado, en ayunas, la leche de almendras tiene todavía más impacto en el cuerpo, debido a que toma al organismo con un nivel regulado de calorías y le ofrece energía. Entre otras cosas, estimula el proceso digestivo desde la mañana y es de fácil digestión.
Por otro lado, otras ventajas del consumo de la leche de almendras antes de la primera comida del día son que mejora las condiciones cardiovasculares, debido a que disminuye los niveles del colesterol malo y de triglicéridos en la sangre.
Asimismo, tiene propiedades suficientes para permitir una buena digestión por ser rica en fibra y antioxidantes. De igual forma, es ideal para aquellas personas que quieran bajar de peso o controlar los niveles de azúcar en la sangre. Auxilia en el combate contra la anemia, así como a amenazas en la salud que afecten al cuidado de la piel, el pelo y las uñas gracias al contenido de vitamina B2.