Es un hecho que la proteína es importante para la alimentación; sin embargo, hay una tendencia que ha llevado a que las personas la consuman de forma irresponsable, basándose en la necesidad de construir músculo para marcar su cuerpo, motivadas por una necesidad estética que la mayoría de las veces va en contra de la propia salud.

Es tan real esta situación que, en las visitas al supermercado, para escoger cualquier tipo de producto, las personas observan el porcentaje de proteína y desestiman otros elementos importantes para tener en cuenta a la hora de consumirlos.

La proteína sí ayuda a la creación de músculo, pero no solo tiene esta función. Este macronutriente es esencial en la alimentación y no se puede ni se debe prescindir su consumo; tiene funciones estructurales, hormonales, enzimáticas, aporta y transporta energía, crea y repara tejidos, aumenta masa muscular, disminuye la presión arterial y mantiene la sensación de saciedad por un tiempo más prolongado.

El cuerpo asimila tan solo unos 30 a 40 gramos de proteína efectiva por cada comida, lo que sobra, en caso de consumir mucho más de lo que se puede procesar, el organismo lo transforma en glucosa, que va al hígado y que, a su vez y si ya tiene suficientes reservas, la convertirá en grasa.

Adicional a esto, el exceso de proteína puede causar crecimiento tumoral, cáncer y otras enfermedades, por eso debe consumirse en porciones adecuadas y cuyas fuentes sean lo más limpio posible; además debe existir un balance entre la de origen animal y vegetal en una proporción de 50/50.

La OMS estipula que un adulto sano con una actividad moderada debería consumir de 1 a 1,5 gramos por kilo de peso al día, sin embargo, esta misma entidad calcula que hoy en día una persona consume en promedio 0,6 gramos de proteína efectiva por kilo de peso al día, lo que se considera una deficiencia.

Una persona que quiera aumentar su masa muscular debería tener un consumo aun mayor, de 1,5 a 2,0 gramos por kilo al día. Pero, se debe complementar ese consumo con la realización de ejercicios de fuerza, utilizando pesas o elementos que generen resistencia, porque de nada sirve consumir altas cantidades de proteína si no se estimulan los músculos de forma correcta.

Es importante entender que las proteínas están compuestas por grupos de “aminoácidos”, de los cuales algunos deben obligatoriamente ser adquirirlos a través de la alimentación, ya sea a base animal o vegetal. Para poder calcular la cantidad de proteína necesaria para cada persona y cuánto se está consumiendo, se debe tener un amplio conocimiento de la alimentación.

A continuación, Claudia y Camila Torres, coach en cambios de hábitos, explica los tipos de complementos que existen:

  • Proteína de suero: Proviene de la leche entera, se elimina la parte densa y al secarse queda el producto, del que un 70% es proteína efectiva y el resto sigue siendo grasa, lactosa y caseína.
  • Proteína de suero aislada: Esta es la forma asilada de la proteína. A través de procesos químicos se eliminan la caseína y la lactosa, pero esto hace que este sea un producto altamente procesado.
  • Proteínas vegetales: Son hechas de diferentes alimentos como la soja, el arroz, las arvejas, las almendras, entre otros. Todos estos alimentos tienen diferentes aminoácidos que por sí solos no contribuyen al perfil necesario que el organismo necesita, es por eso que al escogerlas se debe confirmar que tenga una combinación inteligente de diferentes alimentos, además de los aminoácidos leucina e isoleucina.