Normalmente, cuando hay dolor en el pecho, se suele pensar que es el inicio de un posible ataque cardíaco, más, sin embargo, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (MedlinePlus) asegura que otras afecciones pueden estar asociadas, como por ejemplo:
- Ataque de pánico: la Clínica Mayo explica que “es un episodio repentino de miedo intenso que provoca reacciones físicas graves cuando no existe ningún peligro real o causa aparente”.
Resulta que una persona puede experimentar miedo, taquicardia, palpitaciones, sudores, temblores, escalofríos, y dificultad para respirar asociándolo con un ataque cardíaco.
- Enfermedad pulmonar: tal y como lo indica la enciclopedia médica, en esta enfermedad los pulmones no funcionan de manera correcta, por lo que se ven afectados los vasos sanguíneos de estos órganos, las vías respiratorias, entre otras.
- Acidez estomacal: de acuerdo con el centro especializado, la acidez estomacal –conocida como ardor– es un dolor que “quema” que puede aparecer en distintos horarios, como por ejemplo, en la noche, o después de una comida.
La entidad de investigación puntualiza que no es una señal por la que haya que preocuparse, ya que es más común de lo que parece.
Los principales síntomas de este ardor son: acidez en la boca o dolor intenso al reclinarse. Entre sus causas se encuentra el no funcionamiento del esfínter esofágico que al no cumplir con su rol “el ácido estomacal puede volver a subir al esófago (reflujo ácido) y causar acidez estomacal”, asegura la entidad.
No obstante, es importante identificar y actuar de inmediato ante la posible aparición de un ataque cardíaco que, según la Clínica Mayo, una persona podría experimentar hasta 15 minutos de dolor en su pecho.
Ataque cardíaco
Aunque la Clínica menciona que los síntomas pueden ser repentinos, en otros casos no es así, es decir, que con anterioridad se perciben señales de un posible infarto, por lo que es importante prestarle atención al desaliento, a la sudoración, al mareo, las náuseas y el dolor en el pecho que llega hasta el brazo, la espalda y/o la mandíbula.
“Se calcula que en 2015 murieron por esta causa 17,7 millones de personas, lo cual representa un 31 % de todas las muertes registradas en el mundo. De estas muertes, 7,4 millones se debieron a la cardiopatía coronaria, y 6,7 millones, a los AVC”, puntualiza la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tal y como lo señala la Clínica Mayo, aunque se cree que el género masculino es más propenso a un ataque al corazón, ambos sexos son vulnerables a padecerlo. Por ejemplo, un ataque cardíaco en una mujer se presenta de la misma manera que en un hombre: un dolor en su pecho, sin embargo, ellas no suelen percibirlo con mayor frecuencia.
“Las mujeres suelen describir el dolor del ataque cardíaco como una presión u opresión”, señala la Clínica, mientras aclara que aunque este síntoma es el más común en un infarto, no siempre lo es, ya que hay otros signos que el género femenino experimenta y se asocian con esta afección: dolor en los brazos, sudoración, fatiga, dificultad, para respirar, dolor en el abdomen o en el cuello.
La institución de investigación precisa que las anteriores señales responden a que una mujer no solo puede ver bloqueado el flujo de sangre en las arterias principales, sino en otras, que cumplen funciones determinadas en este órgano cardíaco.
“La mayoría de las ECV pueden prevenirse actuando sobre factores de riesgo comportamentales, como el consumo de tabaco, las dietas malsanas y la obesidad, la inactividad física o el consumo nocivo de alcohol, utilizando estrategias que abarquen a toda la población”, señala la OMS.