La prediabetes es una afección que se presenta cuando los niveles de azúcar en la sangre son más altos de lo normal, pero no lo suficiente como para que una persona sea diagnosticada con diabetes tipo 2.
Si bien no es muy clara la razón por la cual se presenta esta afección, los expertos aseguran que tiene que ver con la resistencia a la insulina, la hormona que produce el páncreas y la cual tiene como una de sus principales funciones, permitir que la glucosa pase de la sangre a las células para ser convertida en energía. “Cuando el cuerpo no usa la insulina adecuadamente, el azúcar puede acumularse en el torrente sanguíneo”, precisa el portal Healthline.
Normalmente este padecimiento no genera síntomas, aunque algunas personas desarrollan oscurecimiento de la piel alrededor de las axilas, el cuello y los codos. Es importante tener claro que si un individuo es diagnosticado con esta afección, esto no significa que desarrollará diabetes tipo 2, sin embargo, existen algunos factores de riesgo a los que se les debe prestar atención.
Por ejemplo, tener sobrepeso, tener 45 años o más, que uno de los padres o uno de los hermanos o hermanas tengan diabetes tipo 2, realizar actividad física menos de tres veces a la semana, haber tenido diabetes gestacional o tener síndrome del ovario poliquístico.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos, es posible que una persona tenga prediabetes durante años sin ningún síntoma claro, por lo que no se detecta hasta que aparecen problemas de salud graves, como la diabetes tipo 2.
La compañía de salud Sanitas de España, en su página web, asegura que hay estudios que han demostrado que con una actividad física y una dieta adecuadas se puede reducir hasta en un 58 % el riesgo de desarrollar una diabetes tipo 2.
En concreto, las recomendaciones de los expertos se centran en la necesidad de perder entre un 5 y un 10 % de peso y realizar ejercicio físico moderado durante al menos media hora diaria.
De igual forma, es aconsejable realizarse una vez al año la prueba de medición de glucosa en la sangre, especialmente cuando se tienen más 45 años y hay sobrepeso. También los expertos recomiendan medir de forma habitual la tensión arterial y que la analítica incluya el control de otros factores de riesgo cardiovascular, como el colesterol y los triglicéridos.
La importancia de la alimentación
Con cambios en el estilo de vida, las personas pueden mejorar su condición y la alimentación es determinante. “Comer una dieta natural, que consista en opciones más saludables, puede ayudar a restaurar los niveles normales de azúcar en sangre. Esto puede revertir la prediabetes y ayudar a prevenir la diabetes tipo 2″, precisa Healthline. Lo ideal es ingerir productos bajos en grasa y calorías como frutas con carbohidratos complejos, vegetales, carne magra, granos integrales y grasas saludables, como aguacate y pescado.
Según el portal Su médico, los especialistas recomiendan que al comer se tengan en cuenta los siguientes consejos ante un diagnóstico de prediabetes:
- Incluir proteínas sanas: Huevos, pescado, yogur griego, carnes magras, nueces y semillas, queso descremado y tofu.
- Las frutas todas son saludables, pero es importante elegir aquellas con poca azúcar, como bayas y kiwi.
- Comer muchos vegetales, principalmente los que no tienen almidón, pero sí suficientes cantidades de fibra, como los esparragos, remolacha, coles de bruselas, brócoli, zanahorias, coliflor, apio, pepino, berenjena, verduras de hojas verde, champiñones, cebollas, pimientos, rábanos y calabaza.
- Cuando la persona opte por consumir las frutas (siempre en la porción recomendada), una manera de evitar que el azúcar entre rápidamente a la sangre, es acompañar su consumo de una fuente de proteínas, como nueces o semillas.
- Es importante asegurarse de que las comidas siempre tengan una proporción adecuada: la mitad del plato con vegetales sin almidón; un cuarto con carbohidratos sanos (granos enteros, por ejemplo); y un cuarto con proteína magra, como pollo, pavo o pescado.
- Elegir bebidas libres de calorías o azúcares, como el agua.
- Optar por productos con granos enteros, como avena, arroz integral, quinoa, y pan integral o pasta.