La presión arterial alta, conocida como hipertensión, es una afección frecuente en la que la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias puede aumentar con el tiempo y causar problemas de salud complejos, como una enfermedad cardíaca.

Esta presión está determinada tanto por la cantidad de sangre que el corazón bombea, como por el grado de resistencia al flujo de la sangre en las arterias. Cuanta más sangre bombee este órgano y más estrechas estén las arterias, mayor será la presión arterial, precisa información de la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos.

La lectura de la presión arterial se determina en milímetros de mercurio (mm Hg). Tiene dos números: la presión sistólica (superior), que mide la presión en las arterias cuando el corazón late y la diastólica (inferior), que valora la presión en las arterias entre los latidos. Los rangos normales se dan cuando la presión arterial es menor a 120/80 mm Hg y se considera que hay hipertensión cuando uno o ambos números son mayores de 130/80 mm Hg.

De acuerdo con los expertos, se puede tener presión arterial alta durante años sin presentar ningún síntoma. Cuando estos se presentan se evidencian principalmente en dolor de cabeza, dificultad para respirar o sangrado nasal, pero estos signos no son específicos y, por lo general, no se presentan hasta que dicho trastorno alcanza una etapa grave o potencialmente fatal, asegura Mayo Clinic.

La alimentación es clave para el tratamiento de la hipertensión, por este motivo es importante mantener algunos cuidados diarios, como disminuir el consumo de sal en las comidas y evitar alimentos fritos e industrializados tipo embutidos y enlatados por su elevado contenido de sodio.

Igualmente, es importante consumir con moderación alimentos ricos en grasas saturadas y azúcar, pues su exceso también puede contribuir al aumento de la presión arterial, asegura el portal Tua Saúde. Por ello, para ayudar a controlar la hipertensión, se debe dar preferencia al consumo de alimentos naturales como vegetales, frutas frescas, cereales integrales, leguminosas y carnes magras.

Numerosos estudios demuestran que reducir la cantidad de sodio en la dieta reduce la presión arterial. La sal es necesaria en el organismo en pequeñas dosis, pero si se sobrepasa la cantidad adecuada se puede producir retención de líquidos y aumento de la presión arterial, indica la Fundación Española del Corazón. Los especialistas aseguran que la mejor forma de reducir la sal en la dieta es no añadirla a los alimentos.

De mayor a menor contenido, los alimentos más ricos en sal son: cubitos de caldo, sopas comerciales, bacalao salado, tocino de cerdo, caviar, pizzas, queso azul, jamón serrano, aceitunas, jamón cocido, queso manchego, papas fritas comerciales, frutos secos y embutidos, por ello deben evitarse en la dieta de las personas con tensión alta. Para darles sabor a los platos, la recomendación es utilizar hierbas y especias como sustitutos de la sal.

La Organización Mundial de la Salud recomienda un máximo de cinco gramos de sal por día, en adultos, y hasta tres gramos en niños. La sal está compuesta por cloruro y sodio, siendo este último el causante del aumento de la presión arterial. La recomendación diaria de sodio es de menos de dos gramos por día.

Alimentos recomendados

Los alimentos recomendados para las personas que padecen de hipertensión son los siguientes:

  • Lácteos: leche, cuajada y yogur, preferiblemente sin azúcar.
  • Pescados.
  • Huevos.
  • Cereales (excepto galletas rellenas, bañadas de chocolate, o con soluciones azucaradas).
  • Legumbres (lentejas, garbanzos).
  • Frutas: todas excepto las que se encuentran en almíbar.
  • Bebida: agua, infusiones, zumos, caldos y refrescos. Todo no azucarado.
  • Grasas: preferiblemente aceite de oliva o de girasol.