Al buscar recomendaciones para llevar una vida más sana es común encontrarse con artículos que señalan la importancia de reducir, o inclusive eliminar, el consumo de alcohol y el tabaquismo, considerados como malos hábitos en contravía de la salud.
Si bien se asocia directamente a este consejo con el estado físico o el funcionamiento de los órganos, el daño provocado por dichas sustancias se puede percibir también en otras partes del cuerpo, como el cabello.
De acuerdo con los profesionales de la Corporación Capilar, entre los efectos más notorios de estos hábitos se encuentran la fragilidad capilar y la resequedad del cabello, haciendo que luzca dañado, en mal estado y con falta de brillo. Es más, aseguran los expertos, el tabaquismo es considerado como uno de los factores de riesgo que inciden en la caída del cabello.
Lo anterior se debe a más de un motivo. En primer lugar, una buena parte de los cigarrillos se componen de una sustancia llamada nicotina, la cual puede afectar la estructura del cabello desde su raíz. Según explican desde el portal unCÓMO, dedicado a información sobre salud, el efecto que ejerce este compuesto sobre el folículo piloso, de donde nace el cabello, obstaculiza su funcionamiento y, por tanto, ralentiza el crecimiento de las hebras de pelo.
Por otra parte, el cuerpo deja de oxigenarse como es debido a raíz del consumo de cigarrillo, por lo que se puede estimular la caída del cabello, al tiempo que se reduce la formación de colágeno y elastina, dos compuestos principales para conservar un cabello sano.
De acuerdo con el blog de salud de Sanitas, el problema es en doble vía. Cuando el humo del cigarro entra en contacto externamente con el cabello puede producir una pérdida de brillo, dándole una apariencia menos sedosa y opaca. Mientras que, en los casos en los que la persona es fumadora, el efecto nocivo se origina desde el interior, puesto que “las toxinas del tabaco alcanzan al folículo piloso a través del torrente sanguíneo, dificultando su nutrición, como consecuencia de la vasoconstricción”, explican.
Con relación al consumo de alcohol, ocurre algo similar. Según señalan desde el Centro de Cabello Natural (Natural Hair Center, por sus siglas en inglés), la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas puede resentir la salud del cabello, provocando que luzca descuidado, seco y quebradizo.
Esto sucede debido a que el alcohol funciona como un diurético, lo que significa que propicia la eliminación de toxinas, agua y otros compuestos del organismo a través de la orina. La principal consecuencia de ese proceso es que el cuerpo se deshidrata y, por tanto, el cabello también lo manifiesta.
La deshidratación también tiende a favorecer la fragilidad de las hebras de cabello, haciéndolo más susceptible de quebrarse y caerse.
A causa de beber demasiada cantidad de alcohol, además, se pueden perder vitaminas y minerales esenciales para la salud del cabello. Según comentan los expertos del NHC, entre los nutrientes que se disminuyen notablemente se listan los integrantes del complejo de vitaminas B, que son fundamentales en la formación de cabello, sobre todo la B9 o ácido fólico.
“Las consecuencias respectivas son una menor cantidad de glóbulos rojos y una formación más deficiente de colágeno”, agregan.
Adicionalmente, de acuerdo con el portal Dr. Pelo, especializado en temas de cuidado capital, otro de los nutrientes que se pierden por la ingesta de alcohol es el zinc, un mineral beneficioso para el cabello, ya que interviene en la producción de la queratina y el colágeno (componentes fundamentales de la estructura capilar).
Luego de exponer las mencionadas razones, los expertos coinciden en que se debe evitar la práctica de estos malos hábitos para mantener un cabello fuerte, sano y con brillo, al tiempo que se cuida la salud en general.