Los especialistas en temas de salud recomiendan una alimentación balanceada, acompañada de una rutina de ejercicio regular y la adopción de nuevos hábitos de vida saludables como algunas medidas a considerar para tener una buena salud y el desarrollo de funciones óptimas en el organismo, como por ejemplo, el control y la reducción de la presión arterial alta.
“Esto incluye elegir alimentos saludables para el corazón, como los del plan de alimentación del Enfoque dietético para detener la hipertensión (DASH, por sus siglas en inglés). También es posible que deba tomar medicinas”, precisa el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Uno de los alimentos catalogado como un superalimento y que es considerado dentro de los principales componentes de la dieta mediterránea es el aceite de oliva, la cual se caracteriza por ser una buena fuente de grasas monoinsaturadas, vitamina E y antioxidantes, que brindan diversos beneficios para la salud y uno de ellos es que su consumo en el marco de una dieta sana contribuye a mantener bajo control los niveles de presión arterial y de colesterol.
Se dice que los ácidos grasos omega-3 de este tipo de aceite flexibilizan las arterias, por lo que ayudan a bajar la tensión que ocasiona la sangre contra las paredes arteriales. De hecho, una investigación titulada “Effects of Olive Oil on Blood Pressure: Epidemiological, Clinical, and Mechanistic Evidence”, indica que tanto análisis experimentales como los realizados en humanos coinciden en demostrar los efectos antihipertensivos del aceite de oliva.
“Concluimos que debido a su alto contenido en ácido oleico y polifenoles antioxidantes, el consumo de aceite de oliva puede recomendarse como la opción grasa óptima en los protocolos de manejo de la hipertensión, tanto en pacientes sanos como con enfermedades cardiovasculares”, precisa.
Por su parte, el portal Mejor con Salud agregó que el aceite de oliva extra virgen tiene un contenido de antioxidantes, grasas saludables y compuestos fenólicos, los cuales son vitales para la mejora de la salud del sistema cardiovascular y, por extensión, “podría ayudar a regular la presión arterial diastólica y sistólica”.
Hay dos números que componen la presión arterial: sistólica y diastólica. La primera es la presión que se produce cuando los ventrículos bombean sangre fuera del corazón, mientras que la presión diastólica es la presión entre latidos, cuando el corazón se llena de sangre, explica el NHLBI.
De acuerdo con la entidad que hace parte de los Institutos Nacionales de Salud, una presión arterial saludable para la mayoría de adultos suele ser inferior a 120 sobre 80 milímetros de mercurio (120/80 mm Hg).