El colesterol es un elemento ceroso, muy parecido a la grasa, que produce el organismo para generar vitamina D y algunas sustancias que ayudan a digerir los alimentos. También se obtiene de los productos ricos en grasa que se consumen a diario.
Lo que sucede con el colesterol es que cuando se consumen muchos alimentos cargados en grasa, incita a que los niveles de colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad) se eleven en la sangre, lo cual puede obstruir y estrechar las arterias. Esto hace que la sangre no fluya con facilidad al corazón, lo cual puede incrementar el riesgo de ocasionar un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
De hecho, los niveles de colesterol alto no se deben únicamente a un plan de alimentación desequilibrado, sino también a la inactividad física o hábitos malsanos como fumar, que según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (MedlinePlus), de su servicio en línea, lo que hace es reducir el colesterol “bueno”.
En cuanto a los triglicéridos, esta es otra sustancia, muy similar al colesterol, pero con una diferencia, es el tipo de grasa más común que se encuentra el organismo. También se puede obtener de los alimentos ricos en grasa que se ingieren cada día. Se suelen almacenar en las células grasas. Las calorías consumidas, que no se necesitan, se convierten en este tipo de lípido.
Lo que sucede con los triglicéridos es muy similar a lo que pasa con el colesterol. Sus niveles muy elevados pueden bloquear las arterias, lo cual, como se mencionó anteriormente, puede ser detonante de un ataque cardíaco o un accidente de tipo cerebrovascular.
La creencia popular señala algunos remedios caseros que contribuyen a nivelar estas afecciones en el torrente sanguíneo sin que esto reemplace hábitos saludables. De acuerdo con el portal Mejor con Salud, “el aloe vera resulta de gran ayuda. Esta planta no se limita solo a aumentar el colesterol bueno, sino que procura un equilibrio entre ambos tipos de liproteínas, al ser ingerida con moderación dentro de un estilo de vida saludable”.
De hecho, el catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Cádiz, Francisco Antonio Macías asegura que aunque como alimento sea una desconocida, sus efectos son “maravillosos”, porque su aporte de hierro es “cinco veces superior a las lentejas”, tiene unas fibras y unas vitaminas “de excelente calidad”, ayuda a regenerar la flora intestinal y “sobre todo levanta el sistema inmunológico, que es lo que hace sentirse bien”, explicó el catedrático.
Esta especie suculenta contiene ácido salicílico, lupeol, nitrógeno ureico, ácido cinámico, fenoles y azufre, vitaminas A, C, B12 y E. Cada uno de estos compuestos tiene diferentes beneficios para la salud, pero para muchos no es fácil consumirlo por su sabor y textura. También, tiene propiedades cicatrizantes, antiinflamatorias, regeneradoras y desintoxicantes.
El consumo de aloe vera permite de manera puntual aportes a la desintoxicación del cuerpo, reduciendo los niveles de azúcar en sangre, el colesterol malo, y la presencia de afectaciones directas de manera negativa para los sistemas digestivos e inmunológicos del organismo, siendo dos elementos claves para evitar la presencia de enfermedades.
Este también permite a través de su consumo, que se evite la caída del cabello, y se brinde un aporte importante al cuidado del cuerpo humano ante el envejecimiento, evitando la aparición de arrugas, marcas de expresión, o distintos elementos que se presentan a través del tiempo si no se toman los cuidados necesarios.
Sin embargo, todos estos elementos, se verán potenciados si se consume en ayunas. El consumo de aloe vera durante este momento del día, permite grandes beneficios, como por ejemplo, regular el sistema digestivo al estimular a la flora intestinal, perder peso gracias a su capacidad de potenciar la asimilación de alimentos, proteger la salud cardiovascular mejorando las labores circulatorias, mejorar la salud bucal a partir de sus propiedades antimicrobianas y antibacterianas, además de brindar incluso más aportes al cuidado de la piel, gracias a sus antioxidantes.
Para la preparación adecuada del aloe vera para su consumo, se debe cortar en primer lugar la hoja por la punta y sus costados, con el fin de eliminar sus espinas y ponerla en remojo por al menos un día entero, con el fin de que esta desprenda algunas de sus toxinas. Una vez realizado este proceso, se puede pelar la hoja, para que así el gel quede descubierto, y se pueda proceder a su consumo, ya sea a través de una bebida o de forma directa.