Cuando una persona mantiene durante un tiempo prolongado un estilo de vida poco saludable, en el que la alimentación es insana y no se realiza actividad física, el organismo tarde o temprano reaccionará de forma negativa, afectando el buen desarrollo de las funciones en el cuerpo.
Por ejemplo, la presión arterial se encuentra dentro de los principales factores de riesgo para sufrir una enfermedad cardiovascular o relacionada con el corazón. La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que “cada año ocurren 1.6 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares en la región de las Américas, de las cuales alrededor de medio millón son personas menores de 70 años”.
Uno de los alimentos que más podría estar provocando este tipo de afecciones es el azúcar, “un ingrediente natural que ha formado parte de la alimentación humana durante miles de años. El cuerpo descompone los carbohidratos, entre los que se incluyen los azúcares y almidones, en glucosa. Los azúcares son una importante fuente de energía y la glucosa es el más importante para nuestro cuerpo. El cerebro humano necesita unos 130 g de glucosa al día para seguir funcionando”, explica la plataforma digital Making Sense of Sugar.
La alimentación es clave para reducir de forma considerable los niveles altos de azúcar en la sangre y presión arterial. Las personas con glucosa deben disminuir el consumo de alimentos o productos cargados con azúcar y las que tienen hipertensión deben hacer lo propio con una sustancia como la sal.
El consumo de productos con demasiado azúcar genera que los niveles de glucosa en la sangre se incrementen, aumentando el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2, accidentes cerebrovasculares y cardiopatías.
De igual forma, si en la dieta se incluye mucho azúcar, el organismo almacena las calorías extra en forma de triglicéridos; por consiguiente, unos niveles elevados de estos lípidos constituyen un grave factor de riesgo de cardiopatías.
No obstante, existen otros alimentos no tan favorables para la hipertensión. Según Infosalus, un estudio de la Universidad de Colorado señala que el consumo de alimentos con fructosa podrían aumentar la presión arterial alta.
De ahí que bebidas procesadas con jarabe de maíz con contenidos altos de fructosa pueden ser perjudiciales para la salud, que tal y como lo menciona Middlesex Health, es “un edulcorante común en los refrescos y las bebidas con sabor a frutas”, similar al azúcar de mesa.