La cafeína es una sustancia amarga que se encuentra naturalmente en más de 60 plantas, incluyendo los granos de café, las hojas de té y las nueces de cola, que se usa para el sabor de las bebidas de cola; también están las vainas de cacao, utilizadas para elaborar productos de chocolate, explica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Además, existe la cafeína sintética (hecha por el hombre), que se añade a algunos medicamentos, alimentos y bebidas. Por ejemplo, algunos analgésicos, medicamentos para el resfrío y otros de venta libre para la concentración contienen este tipo de sustancia. Lo mismo sucede con bebidas energéticas y productos para “aumentar la energía”.
Este componente estimula el sistema nervioso central, lo que puede hacer que la persona se sienta más despierta; es un diurético, y aumenta la liberación de ácido en el estómago, lo que a veces conduce a malestar estomacal o acidez, al tiempo que es posible que interfiera en la absorción de calcio en el cuerpo y aumente la presión arterial.
Según los científicos de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), la cafeína puede ser parte de una dieta saludable para la mayoría de la gente, pero consumir demasiada puede poner en peligro la salud.
Dependiendo de factores como el peso, los medicamentos que esté tomando la persona y la sensibilidad individual, los efectos son diferentes en cada quien.
¿Qué pasa en la sangre?
Según el instituto de investigación Mayo Clinic, la cafeína causa un aumento corto, pero drástico, de la presión arterial, incluso cuando esta normalmente no es alta.
La causa de esta subida repentina no está clara y la respuesta de la presión de la sangre contra las paredes de las arterias, cuando se ingiere cafeína, varía de una persona a otra.
Algunos investigadores creen que la cafeína podría bloquear una hormona que ayuda a mantener las arterias ensanchadas. Otros consideran que provoca que las glándulas suprarrenales liberen más adrenalina, lo que causa que la presión de la sangre se incremente.
Algunas personas que toman bebidas con cafeína de manera regular tienen la presión arterial promedio más alta que aquellas que no consumen este tipo de alimentos. También hay quienes desarrollan una tolerancia a este componente y, como resultado, no tienen un efecto a largo plazo en la presión arterial.
Cuando un individuo tiene la presión arterial elevada, debe consultar con el médico si es necesario limitar el consumo de bebidas con cafeína o dejar de tomarlas. La FDA establece que 400 miligramos al día es, generalmente, una cantidad segura para la mayoría de las personas.
Precauciones
No obstante, si el paciente tiene motivos para preocuparse por el efecto de la cafeína en su presión arterial, lo mejor es limitar la cantidad a 200 miligramos diarios, lo que equivale aproximadamente a dos tazas de café filtrado de ocho onzas.
Es importante tener claro que la cantidad de cafeína en el café y en otras bebidas como las energéticas varía según la marca y el método de preparación.
Además, una de las recomendaciones de los expertos es que si la persona tiene la presión arterial alta, debe evitar la cafeína justo antes de las actividades que aumentan la tensión, como el ejercicio, el levantamiento de pesas o el trabajo físico intenso.
Para determinar si este componente tiene efectos en la presión, se puede medir antes de tomar una taza de café u otra bebida con cafeína y luego controlarla de 30 a 120 minutos después de consumir ese alimento. Si la presión aumenta de 5 a 10 puntos, es posible que la persona sea sensible a los efectos de la cafeína.
Los especialistas aconsejan que si alguien desea reducir el consumo de cafeína, debe hacerlo de manera gradual, a lo largo de varios días o una semana para evitar dolores de cabeza generados por la abstinencia.