La diabetes es una de las enfermedades más comunes a nivel mundial. Es un trastorno de tipo crónico y metabólico muy grave. A través de un análisis de sangre se puede comprobar si una persona sufre esta afección. Surge por tener muy altos, durante mucho tiempo, los niveles del azúcar o glucosa en la sangre. Esto, a su vez, se da por abusar del consumo de alimentos ricos en azúcar.
En primera instancia, antes de padecer diabetes, una persona atraviesa por un estado llamado prediabetes, el cual, si se toman medidas para bajas los niveles altos de la glucosa en la sangre, es reversible. La diabetes se clasifica en tres clases; la diabetes tipo 1, la diabetes tipo 2 y la diabetes de tipo gestacional.
“La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) de la sangre están muy altos. La glucosa proviene de los alimentos que consume. La insulina es una hormona que ayuda a que la glucosa entre a las células para suministrarles energía. En la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce insulina. En la diabetes tipo 2, la más común, el cuerpo no produce o no usa la insulina de manera adecuada. Sin suficiente insulina, la glucosa permanece en la sangre”, explica Medline Plus, Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
“Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas serios. Puede dañar los ojos, los riñones y los nervios. La diabetes también puede causar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y la necesidad de amputar un miembro. Las mujeres embarazadas también pueden desarrollar diabetes, llamada diabetes gestacional”, agrega la entidad.
La diabetes, si no se trata de buena manera, puede llegar a ser mortal. Por eso, es de vital importancia, una vez se conozca que se sufre de diabetes, seguir las recomendaciones o lineamientos de los profesionales de la salud.
Los principales síntomas de una enfermedad como la diabetes son el aumento de la sed, la micción frecuente, la pérdida de peso sin razón alguna, la debilidad o fatiga, las heridas que tardan sanar, los problemas de visión y el hormigueo en la manos y en los pies.
Como se mencionó anteriormente, la diabetes surge, por lo general, por el consumo en exceso de alimentos ricos en azúcar. Pero hay otra sustancia que también puede detonar el riesgo de sufrir este trastorno metabólico. Se trata de la sal.
“El componente principal de la sal, el sodio, es el que puede aumentar las posibilidades de desarrollo de la diabetes, así como otra afección, la diabetes autoinmune del adulto, en la que las células productoras de insulina del páncreas son destruidas por el propio sistema inmune del cuerpo”, afirma el sitio web El Mundo.
“Los embutidos, las conservas, los precocinados o el pan son algunos de los alimentos que más sal contienen. Habitualmente son los hipertensos o los que sufren problemas renales o cardiovasculares los que tienen más restringido su uso”, agrega el portal.
Como se puede notar, es de vital importancia limitar o restringir el consumo de una sustancia como la sal. Buscar asesoría con un nutricionista es ideal para no caer en errores de forma a la hora de limitar el consumo de la misma.
“Para lograr reducir la cantidad de sal que ingerimos a diario no solo debemos mantener el salero lejos. Los especialistas aconsejan o recomiendan que nuestra alimentación se base en alimentos frescos, que es la mejor manera de controlar la sal que consumimos durante el día. Igualmente mirar la cantidad de sodio que aparece en muchos de los alimentos industriales y precocinados que compramos”, resalta el portal Salud Pública de Aragón.