La cúrcuma, también conocida como turmérico, es un potente colorante y sazonador usado en múltiples preparaciones de comidas, sin embargo, también se destaca por tener grandes propiedades y beneficios para la salud.
Esta especia, originaria de Asia y de algunas zonas de Centro América, contiene curcumina —colorante rico en polifenoles— que ayudan a bloquear “uno de los factores metabólicos que promueven la inflamación, reduciendo los efectos de algunas enfermedades como la osteoartritis o el síndrome metabólico”, según información de Hospital Clínic Barcelona.
A su vez, esta planta es relacionada con el tratamiento natural de afecciones articulares como la artritis, ya que posee moléculas antiinflamatorias y antioxidantes, provocando, adicionalmente, la reducción de los efectos de afecciones como la ansiedad y los niveles elevados de grasa en sangre.
“La inflamación se ha identificado en el desarrollo de otras enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson, la Esclerosis múltiple, la epilepsia, o el cáncer. También tiene efectos positivos en personas sin ninguna enfermedad diagnosticada, como aumento del rendimiento físico, la concentración y la disminución del estrés”, agregó la fuente citada.
Esta raíz asiática, de color amarillo, proviene de una planta con flores de la familia del jengibre. A su vez, es identificada como azafrán indio o especie dorada y muy utilizada en la India en preparaciones como el curry, al igual que en el té, en Japón.
El turmérico, como también se le conoce a la cúrcuma, contiene nutrientes y propiedades como la fibra, proteínas, vitamina E, hierro, calcio, potasio y magnesio. No obstante, pese a que es una especia que sigue siendo ampliamente estudiada por la ciencia y medicina, expertos recomiendan no exceder su consumo, pues podría provocar efectos negativos en la salud del organismo.
Relación entre la cúrcuma y los riñones
De acuerdo con un estudio citado por el Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos, donde señaló la relación que podría existir entre la cúrcuma y el efecto que podría tener en los riñones, detectaron “una reducción del colesterol sanguíneo (debido a la fracción LDL), de los triglicéridos y de los fosfolípidos”, así como niveles bajos “en el colesterol en el hígado y en el riñón, con un marcado incremento de la actividad de la enzima colesterol-7α-hidroxilasa del hígado, lo que indica una mayor velocidad en el catabolismo del colesterol bajo los efectos de la curcumina”.
Igualmente, la fuente citada agregó un estudio de 1998, por Cohly et al. donde dejaron ver los “efectos antioxidantes de la cúrcuma y la curcumina en células renales”. Allí, detectaron que la vitamina E tenía beneficios “en la protección frente al estrés oxidativo en este tipo de células”.
“Otros autores han comprobado que la suplementación oral con cúrcuma reduce la peroxidación lipídica e incrementa los ácidos grasos esenciales anormalmente reducidos por una alimentación deficitaria en retinol, en microsomas aislados de hígado, riñón, bazo y cerebro, lo que podría indicar una protección por parte de esta sustancia en las alteraciones que pueden sufrir las membranas de estos órganos por distintos procesos patológicos y fisiológicos como el envejecimiento”, añadió.
¿Cómo consumirla?
Expertos recomiendan no exceder su consumo y, por el contrario, incluir la cúrcuma en pequeñas cantidades diarias en platos como ensaladas, zumos, sopas o infusiones. Media cucharadita generará grandes beneficios para la salud, según el Hospital Clínic Barcelona. Asimismo, recomiendan su consumo en cápsulas de curcumina liposomal, o en su presentación normal, la raíz o en polvo.
Referencias científicas
Curcumina, un potente antiinflamatorio - Hospital Clínic Barcelona.
Efectos farmacológicos y nutricionales de los extractos de Curcuma longa L. y de los cucuminoides - Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos.