Las fresas se han convertido en una buena opción para incluir en la dieta diaria, gracias a sus múltiples propiedades diuréticas, antiinflamatorias y depurativas. Es una fruta rica en antioxidantes y minerales como manganeso, magnesio y potasio. Además, contienen vitamina C, B2, B3 y ácido fólico; fibra, cerca del 90 % es agua y es baja en azúcar.
Este fruto puede ser consumido en su presentación natural, jugo y postres. Sin embargo, se tiende a usar la pulpa y se desecha la hoja, sin conocer los grandes beneficios que tiene para el buen funcionamiento del organismo, e incluso, para prevenir ciertas enfermedades.
Según el blog Cocina Zero Waste, las hojas de fresa no deben ser desechada, al contrario, pueden acumularse para luego ser aprovechadas en preparaciones como tés o infusiones. El agua que se mezcla con estas plantas adquiere propiedades que están encaminadas al funcionamiento de los sistemas del cuerpo como el digestivo.
Esto también lo reitera el portal de SuMédico, al señalar que las hojas de fresa tienen propiedades medicinales que combate infecciones gástricas causadas por la bacteria Helicobacter Pylori, la cual afecta a la mitad de la población mundial y podría causar cáncer de estómago.
“Los componentes encontrados en las hojas de fresa ayudan a equilibrar los ácidos que son empleados en la digestión de alimentos. Además de eso, la infusión de fresa puede ayudar a aliviar el dolor, reduciendo dolores de estómago, náuseas, hinchazón, diarrea, mala digestión y reflujo”, precisó el blog portugués Barão Erva-Mate e Chás.
A lo anterior se suma un estudio de la Facultad de Farmacia y Medicina de la Universidad de Coímbra (FMUC), en Portugal, donde reveló que las hojas de la fruta de color rojo son ricas en elagitanina, por lo que esta sustancia puede combatir la diarrea. También equilibra los ácidos y alivia malestares como la inflamación, además de contener calcio, hierro y vitamina C.
Las hojas de esta fruta son fuentes potenciales de antioxidantes de origen natural, que también pueden ser agregadas a los alimentos. De hechos, científicos de la universidad de Burgos trataron de “reducir los compuestos químicos en los alimentos y substituirlos por naturales”, utilizando las plantas de esta fruta.
Se trató de prevenir la oxidación de las grasas de pescado con compuestos fenólicos, antioxidantes, extraídos de las hojas de fresa. Allí, el grupo de estudio determinó que de esta manera se logró “superar uno de los problemas de los ácidos grasos insaturados, su oxidación, a partir de compuestos antioxidante. Sus hojas, que, como le ocurre a la infrutescencia, tampoco es del todo lo que parece”.
¿Cómo preparar las hojas de fresa?
Primero, guardar de 20 a 30 hojas de fresas y mantenerlas en el refrigerador para conservarlas. Con la ayuda de un colador, lavar las hojas de fresa con agua fría. En una olla, añadir un litro de agua junto con las hojas de fresa acumuladas. Poner a hervir y luego del punto de ebullición dejar reposar, hasta que el agua esté tibia. Colar las hojas y endulzar el té al gusto (con miel, canela o azúcar orgánica).
SuMédico advierte que dicha infusión no debe ser consumida por personas alérgicas a la fruta, pues podrían generar afectaciones graves con el líquido. Asimismo, señala que los síntomas más comunes de la alergia a este fruto son hinchazón de la cara y cuello, dificultad para respirar, y erupciones en la piel o urticaria (manchas o complicaciones cutáneas que causan picor).
Por último, antes de adoptar un producto por completo a una dieta o estilo de vida relacionado con la alimentación, es necesario consultar con un médico o experto en el tema, pues no todos los cuerpos son iguales y, en ocasiones, determinadas bebidas pueden causar efectos secundarios en el organismo que impactan directamente a la salud física.