El ácido hialurónico se ha convertido en uno de las sustancias más utilizadas, no solo por las mujeres, quieren buscan mejorar su aspecto físico, sino también los hombres que cada día se preocupan más por evitar verse de más edad.
Este ácido actúa en la piel como agente hidratante y de soporte para que se mantenga con un aspecto joven. Gracias a su capacidad para atraer y retener moléculas de agua, el ácido hialurónico es un componente clave para el buen funcionamiento de la piel y de muchos de nuestros tejidos.
¿Qué beneficios tiene ponerse ácido hialurónico?
Mantiene la correcta estructura de la piel. Retiene el agua en la epidermis, pues hidrata de forma natural. Facilita la reparación celular. Ayuda a “rellenar” las arrugas y finas líneas de expresión.
El ácido hialurónico es una molécula presente de forma natural en diversos órganos, entre ellos la piel, y tiene un papel fundamental a la hora de dar estructura y sostén a la dermis, puesto que es capaz de atraer y retener agua. Sin embargo, su salto a la fama llegó cuando empezó a aplicarse como ingrediente en tratamientos estéticos y rellenos dérmicos por sus extraordinarias propiedades anti-edad.
La experta Ximena Faudel, de Neauvia, explica algunos de los beneficios de este producto.
Hidrata la piel
El ácido hialurónico tiene un gran poder hidratante, y es que una sola molécula es capaz de captar y retener cientos de partículas de agua. La gran capacidad del ácido hialurónico para atraer y conservar el agua contribuye a mantener un nivel óptimo de hidratación, incluso en las capas más profundas, evitando la pérdida de volumen y tersura de la piel.
Reafirma y da elasticidad
Aplicado por vía intradérmica, se integra con el ácido hialurónico existente en el organismo y activa la producción de colágeno. Esta propiedad es muy interesante en el campo de la medicina estética, ya que el colágeno es una proteína fundamental para sostener la estructura y el aspecto de la piel o, dicho de otra forma, mantener el grado de elasticidad y firmeza.
Ayuda a eliminar las líneas de expresión
Un tercio de la cantidad de ácido hialurónico que está presente en nuestro organismo se degrada y se vuelve a sintetizar diariamente, pero esta capacidad va disminuyendo de forma considerable con el transcurso de los años.
El tratamiento con ácido hialurónico estimula la producción de colágeno y elastina, mitigando y reduciendo los pliegues marcados y las líneas de expresión.
Aporta suavidad a la piel
La elasticidad e hidratación que el ácido hialurónico proporciona a la piel también suaviza su textura, otorgándole un aspecto liso y uniforme. Su enorme capacidad humectante previene la flacidez cutánea, logrando una apariencia sedosa y homogénea.
Reduce los poros abiertos
Otro de los beneficios del ácido hialurónico es su capacidad para restaurar y mantener el equilibrio de los niveles de humedad, logrando mantener la flexibilidad de la piel.
Rellena arrugas y previene los signos de la edad
Gracias a su gran poder hidratante, el ácido hialurónico es el componente perfecto para rellenar los surcos provocados por las arrugas y devolver el volumen perdido, así como hidratar y dar un aspecto turgente y jugoso a la piel.
Reduce y previene las manchas
Debido a su capacidad para retener el agua, el ácido hialurónico optimiza la textura y el tono de la piel, en lo que se refiere a su firmeza.
Estimula la producción de colágeno
El colágeno es una molécula proteica que forma las fibras encargadas de unir el tejido conectivo, trabajando como elemento de sostén. La producción natural del organismo, estrechamente ligada al proceso de envejecimiento, comienza a disminuir a partir de los 25 años. El ácido hialurónico activa la producción de colágeno y ayuda a mejorar y mantener el soporte de la piel.
Volumen en los labios
La alta capacidad de hidratación del ácido hialurónico nutre y preserva el tejido conectivo y el colágeno, que son los componentes esenciales de la delicada piel de los labios, manteniéndolos húmedos, llenos y jugosos.
Actúa como lubricante para las articulaciones
El ácido hialurónico ayuda conservar la amortiguación de las articulaciones, proporcionando elasticidad y plasticidad, facilitando los movimientos mecánicos y evitando fricciones y desgastes.