El drenaje linfático es una técnica de fisioterapia que tiene por objetivo facilitar la circulación linfática mediante un masaje suave y lento. Este tratamiento se utiliza para que los líquidos y sustancias acumulados en el espacio extracelular (Edema o Hinchazón) puedan ser movilizados y eliminados.

En concreto, consiste en un masaje más lento, suave y rítmico que el masaje tradicional, en donde se busca traccionar la piel sin la ayuda de productos para estimular el sistema Linfático y así favorecer la reabsorción del líquido acumulado, según el portal especializado en salud, Top Doctors.

Sanitas señala que, además, es un buen tratamiento para la piel, ya que favorece la circulación de la sangre ayudando a que no se formen bolsas y arrugas. Normalmente, dependiendo del tipo de problema para el que se requiera el masaje, se pueden necesitar hasta diez sesiones de una duración de aproximadamente una hora para que los efectos sean perceptibles.

El drenaje linfático reduce la inflamación y ayuda a reabsorber los líquidos. Foto: GettyImages. | Foto: Gettyimages

Otra de las aplicaciones más importantes de est técnica se centra en los procesos post-operatorios de intervenciones de cirugía estética, ya que contribuye a acelerar la curación de los tejidos, evita que se produzcan edemas, reduce la inflamación y el dolor y aumenta la calidad de la cicatriz.

¿Qué personas realmente requieren el Drenaje Linfático?

El Drenaje Linfático busca estimular y movilizar los líquidos, por lo que las personas que se pueden someter a este tratamiento son aquellas que cuenten con:

  • Edemas post-operatorios (Liposucciones Quirúrgicas o Artroscopias).
  • Edemas post-traumáticos (Hematomas y Golpes).
  • Linfedemas y todo tipo de Edemas Linfáticos.
  • Patología Oncológica (tratamientos Postmastectomía, Radioterapia o Quimioterapia).
  • Personas que tengan alguna Patología Vascular (Piernas Cansadas, Varicosidades, Retención de Líquidos y Trastornos Circulatorios).
  • Lesiones Agudas (Esguinces y Roturas de Fibras).

¿En qué consiste el drenaje linfático manual?

El masaje que se aplica en el drenaje linfático debe seguir una serie de pautas determinadas que le permitan cumplir con su función:

  • Tiene que ser un masaje muy suave e indoloro, por lo que suele tener un efecto placentero y relajante.
  • Las manos deben hacer un movimiento lento y repetitivo que debe seguir, en cierta medida, la dirección de los conductos linfáticos.
  • El drenaje linfático no suele durar menos de una hora.

Beneficios para la salud del drenaje linfático manual

El drenaje linfático se utiliza cada vez más en el área de oncología para el tratamiento de edemas traumáticos, linfedemas y complicaciones linfáticas derivadas de una cirugía. También se utiliza a menudo con fines estéticos. Aquí algunos beneficios que aporta esta técnica, según el portal Cuídate Plus.

  • Tiene un efecto analgésico, por lo que también se recomienda en dolores derivados de enfermedades como la fibromialgia.
  • Tiene un efecto relajante en el sistema nervioso, aliviando situaciones de estrés y ansiedad, pero también combatiendo los efectos de patologías como migrañas y vértigo.
  • Mejora la circulación sanguínea (el sistema linfático se complementa con el aparato circulatorio) y ayuda a eliminar problemas derivados de una mala circulación, como las varices.
  • Estimula la función renal.
  • Reduce la inflamación derivada de la retención de líquidos, regulando el tono muscular.
  • Contribuye a mejorar las defensas del organismo al favorecer la función de los ganglios linfáticos.
  • Mejora el aspecto de la piel y combate enfermedades y afecciones como la celulitis o el acné.

Cabe recordar que este un tratamiento de la Medicina Alternativa, pero eso no quiere decir que todas las personas puedan realizarse este procedimiento, si las personas se encuentran en algunas de estas situaciones lo conveniente es no realizarlo:

  • Infecciones Agudas sin tratamiento antibiótico.
  • Erisipelas y Linfangitis.
  • Inflamaciones Agudas.
  • Estado general de salud deteriorado (Vómito, Fiebre, Gripa o Diarrea).
  • Trombosis, Flebitis y Vasculitis Agudas.
  • Descompensación Cardíaca (Falla Cardiaca Activa, Crisis Hipertensiva o Presión Arterial Inestable).