La rodilla es la articulación de la que depende gran parte del movimiento del cuerpo. Sobre ella reposa el peso del organismo y a pesar de que su tamaño no le hace justicia al nivel de importancia que tiene, es claro que una lesión en esta zona puede dejar graves consecuencias, a futuro, para un deportista.El fémur, la tibia, la rótula y el peroné son los huesos que convergen en esta articulación y gracias a los ligamentos y meniscos es posible mantenerlos unidos. No obstante, el ligamento cruzado anterior, uno de los cuatro que estabilizan la rodilla, es a la vez el más importante y más delicado de todos. “El Ligamento Cruzado Anterior es el principal restrictor anterior de la tibia sobre el fémur. Es decir, es el estabilizador de la rodilla que dirige de manera armónica todo el Arco de movimiento de la misma”, explica Gustavo Rincón, ortopedista y Presidente de la Sociedad Colombiana de Artroscopia y Trauma Deportivo. El ligamento cruzado anterior mantiene la articulación en su lugar y es el responsable de evitar que la tibia se desplace hacia delante. De funcionar correctamente, este cordón fibroso separa las rodillas, una de la otra, para que no aparezcan deformidades en varo y en valgo, así como previene la hiperextensión de la rodilla.Juan Fernando Quintero, el futbolista insignia del River Plate, es el más reciente afectado por una lesión en el ligamento. Un choque entre rivales durante la última fecha de la Superliga argentina ante Independiente (partido que ganaron ‘los millonarios’ 3-0) dejó a JuanFer por fuera de las canchas por más de ocho meses.
Aunque salió caminando del campo de juego, su rodilla hizo una rotación inadecuada que terminó por llevarlo directo al quirófano y por esto se perderá los juegos amistosos ante Corea del Sur y Japón, la próxima semana; así como quedará descartado para jugar la Copa América de este año con el seleccionado colombiano.¿Pero en qué consiste la ruptura? Según Hernando Jaime González, deportólogo con más de treinta años de experiencia en la rehabilitación de rodilla, “cuando el deportista fija el pie y hace una rotación indebida, se ocasiona la tensión del ligamento y se rompe”, dice.El calzado que utiliza el deportista, porque esta lesión no afecta únicamente a los futbolistas, incide considerablemente en la mayoría de casos. La grama, el césped natural o la tierra requieren de un calzado adecuado para que los taches de las zapatillas deportivas no jueguen en contra del atleta. “Los taches de los guayos se clavan en el piso y por la fuerza del giro, la persona termina con esta lesión”, añade González.El 75% de los casos de ruptura de ligamento cruzado ocurren por contacto indirecto, según las cifras de la Sociedad Colombiana de Ortopedia, lo que indica que el contacto entre jugadores -aunque parezca la más común de las causas- no es la principal en este tipo de lesiones porque el deportista suele lesionarse solo.Por ejemplo, la hierba natural, al ser un terreno inestable requiere que el futbolista utilice unos guayos con taches o tacos de aluminio o intercambiables que no superen una cantidad de seis u ocho en cada zapatilla, en caso de que la superficie sea blanda. El calzado deportivo también se puede elegir de acuerdo a las necesidades específicas del jugador según la posición que maneje, ya que las botas ligeras, diseñadas para correr a máxima velocidad, tienen tacos aptos para dar estabilidad en un trayecto a velocidad, mas no para hacer giros o frenadas precisas. Mientras que los botines clásicos suelen ser más resistentes a la humedad del campo y así reducir los deslizamientos en la cancha que terminan por generar un mal movimiento o peor aún, una lesión. Pero volviendo a la ruptura del ligamento cruzado anterior, las consecuencias de este episodio dependen de varios factores, tanto intrínsecos al deportista y no modificables, como aquellos que sí lo son.El doctor Gustavo Rincón relata que “la alineación de las piernas, estatura, laxitud fisiológica y las influencias hormonales”, corresponden a los factores no modificables. El acondicionamiento muscular, el calzado, la superficie de práctica y el tratamiento de recuperación, por el contrario, sí varían dependiendo de cada quien.
Cuando una persona se rompe el ligamento cruzado anterior disminuye su capacidad para ejercitarse y la inestabilidad de la articulación puede llevar a tener un desgaste acelerado del cartílago conocido como artrosis. Sin embargo, este padecimiento no solo aqueja a los deportistas de alto rendimiento; algo tan simple como subir o bajar las escaleras podría ocasionar la rotación de la rodilla.Si la ruptura de ligamento es completa, lo más recomendable es la cirugía. La reconstrucción consiste en reemplazar el ligamento con un tendón de la rótula o la corva ya sea del propio paciente o de un donante. Como un alto porcentaje de los pacientes son jóvenes, el nivel de recuperación es elevado y al cabo de seis u ocho meses, están listos para retomar su actividad deportiva. En caso de no acudir a la cirugía, las molestias en la rodilla se vuelven recurrentes y se genera un desgaste temprano de la articulación. “El proceso es lento, es de paciencia" -menciona el deportólogo González- “la rehabilitación tiene varias fases, la primera comienza días después de la cirugía, aunque la rodilla permanezca inmovilizada. Luego, se busca lograr que los movimientos de flexión y extensión sean completos, seguido de una etapa de fortalecimiento muscular y de recuperación de la propiocepción (el sentido que informa al cuerpo sobre la posición de los músculos”.Una cultura deportiva saludable, donde las jornadas de prevención de lesiones sean constantes, ayudaría a prolongar la carrera de cualquier atleta, incluso si la ruptura del ligamento se presenta en edades avanzadas. Los expertos coinciden en que al interior del terreno de juego, lo primordial es jugar limpio y cuidar a los colegas durante los choques que inevitablemente ocurren en los deportes de contacto.