Pocas veces se les ha indagado a los colombianos por sus preferencias sexuales. Por eso, en este mes de septiembre el SexLab, el primer Laboratorio en América Latina de Sexualidad Humana, de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, lideró una innovadora investigación con el objetivo de arrojar luz sobre este tema poco explorado.
Dicho estudio, denominado ‘Pensamientos sexuales como indicadores de salud sexual en Colombia’, recopiló los datos de más de 1.500 participantes en todo el país. La muestra incluye a mujeres, hombres, personas trans y personas no binarias de diez ciudades de Colombia, entre ellas Bogotá, Bucaramanga, Medellín, Pasto y Cali, entre otras.
Mayra Gómez-Lugo, directora del SexLab, indicó que casi todas las personas han experimentado fantasías sexuales en algún momento de sus vidas, ya sea durante las relaciones sexuales, la masturbación o en su día a día.
Y “aunque se ha pensado que las fantasías son siempre agradables, algunos estudios recientes han demostrado que no siempre lo son del todo para las personas. De hecho, existen dos tipos de pensamientos sexuales: los positivos, que son placenteros y agradables; y los negativos, que generan incomodidad o rechazo”, señala la experta.
La investigación de SexLab dejó hallazgos reveladores:
- Uno de los más llamativos es que el tipo de sexo que más prefieren los colombianos es el vainilla. “Se refiere a fantasías sobre relaciones sexuales convencionales y románticas, sin elementos extremos o inusuales, como tener intimidad con una pareja amada”, explica Gómez-Lugo.
- Y esas fantasías del sexo vainilla son las más comunes en Colombia, con un 51 % de los hombres y un 55 % de las mujeres que la reportaron como favoritas.
- Los colombianos también fantasean con tener sexo en lugares prohibidos o peligrosos, como un avión, el trabajo o un parqueadero. En ese sentido, un 47 % de los hombres y un 46,8 % de las mujeres reportan este tipo de fantasía como su favorita.
- ¿Tríos? Los hombres colombianos demostraron una mayor tendencia hacia las fantasías relacionadas con tríos (44.72 %), mientras que las mujeres prefieren imaginar encuentros en lugares exóticos o extravagantes, como en un pent-house, yates o playas privadas (41 %).
Hombres vs. mujeres. ¿Quiénes fantasean más?
En cuanto a los pensamientos positivos, Claudia Pérez-Durán, investigadora del SexLab, asegura que tanto hombres como mujeres fantasean con más frecuencia con pensamientos íntimos, relacionados con la conexión emocional y el compromiso con la pareja.
Sorprende que un comportamiento especialmente recurrente dentro de estas fantasías es el acto de besar apasionadamente. En ese punto, 99,5 % de la muestra, tanto de hombres como de mujeres, mencionaron haber tenido este pensamiento al menos una vez en su vida, lo que refleja un fuerte deseo de cercanía y afecto.
En contraste, las fantasías clasificadas como sadomasoquistas, las cuales se centran en la dinámica del poder y del placer a través de la provocación de dolor, fueron percibidas como pensamientos negativos por el 44.6 % de las mujeres y el 40.7 % de los hombres encuestados. Esto sugiere una posible desaprobación hacia este tipo de fantasías.
Las fantasías dominantes se relacionan con el imaginario de controlar a la pareja, ordenando sus acciones o imponiendo restricciones físicas, como ataduras. En tanto que las fantasías sumisas incluyen obedecer a la pareja dominante, recibir castigos leves o estar en una posición de vulnerabilidad controlada.
En particular, aquellas fantasías que involucran comportamientos asociados a la violencia sexual generaron un mayor nivel de rechazo y malestar entre los participantes. “Lo anterior subraya cómo la percepción de las fantasías sexuales puede variar significativamente según su contenido y el contexto emocional que evocan. Temáticas como estas se estarán analizando y estudiando en la nueva especialización en Sexualidad de la Konrad Lorenz”, asegura Mayra Gómez-Lugo, directora del SexLaB.