Es de común conocimiento que realizar actividad física, ya sea practicar algún deporte o hacer ejercicio, genera bienestar y se considera la mejor medicina natural para el cuerpo humano, teniendo en cuenta que está comprobado que este tipo de hábito aumenta la función cardiaca y pulmonar, disminuye la presión arterial, mejora el sueño, sube la autoestima, tonifica los músculos e incluso ayuda a fortalecer la memoria a largo plazo.

Sin embargo, abusar de esta práctica y someter el cuerpo a esfuerzos a los que no está acondicionado puede resultar dañino y generar desequilibrios en el organismo. Así está demostrado en varias investigaciones y testimonios de médicos deportólogos.

En este sentido, el sobreentrenamiento reduce la capacidad de la persona en su rendimiento físico; además, carga al organismo de estrés innecesario y no recomendable. La exigencia de más puede tocar los límites del daño extremo y poco deseable para las personas que quieren conservarse en un buen estado de salud. Frente a esto, se debe consultar a expertos en la materia para establecer cuál es el límite, ya que esto no es fácil.

La psicóloga deportiva Meritxell Bellatriu, en una publicación de CMD Sport, reconoció que “en ocasiones, ponerse límites, no está bien visto. Y esto nos lleva a competir sin parar y a acortar los períodos de descanso”, lo cual afecta en el rendimiento y causa el “sobreentrenamiento, el agotamiento y el síndrome de fatiga crónica, que pueden ser el precio que debamos pagar por no realizar una planificación adecuada a nuestras condiciones y necesidades físicas y psíquicas”, indicó.

Bellatriu aseguró que la mejor guía para saber hasta qué límite se está llevando el cuerpo es la experiencia. Frente a eso apuntó que hay que “saber escuchar a nuestro cuerpo para evitar la fatiga y saber interpretar los síntomas, ya que el deporte es saludable y beneficioso para nuestra salud, pero puede llegar a ser incluso perjudicial”.

No atender estas alertas puede generar el temido Síndrome de Sobreentrenamiento Deportivo (SSD). “Cuando sobrepasamos la capacidad de adaptación, nuestros sistemas orgánicos pierden efectividad ante nuevos esfuerzos, la sensación de fatiga se prolonga y nuestro rendimiento se reduce drásticamente”, apuntó la especialista.

Cuando un hábito, que como fin tendría beneficiar al organismo en cuanto a salud, es llevado al extremo se puede producir que, en cambio de hacer un bien, traiga consecuencias negativas. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el descanso es una parte importante del entrenamiento, ya que da la oportunidad al cuerpo de recuperarse para su siguiente sesión de ejercicio.

Además, esta entidad manifestó que cuando una persona no descansa lo suficiente, eso puede llevar a mal desempeño y problemas de salud.

De acuerdo con estudios, la sobrecarga en un plan de entrenamiento está prevista y planificada, lo cual consiste en que se exponga al deportista a dar su máxima capacidad y, tras superar esta fase, se debe organizar un descanso apropiado para que el cuerpo se pueda recuperar. Con esto, el organismo de la persona puede adaptarse a esta sobrecarga y así ser cada vez más fuerte o resistente, dependiendo del objetivo.

En sus palabras, la doctora Meritxell Bellatriu dijo que “el SSD aparece cuando un deportista es incapaz de adaptarse a un incremento en su carga de trabajo y se caracteriza por un empeoramiento de la capacidad de rendimiento a pesar de seguir entrenando”.

Este síndrome se caracteriza por causar sintomatología de dos tipos:

Síntomas físicos

Se debe generar alertas cuando la persona empiece a tener dificultades para respirar, alteración del apetito, dolores musculares, aumento del ritmo cardíaco, incremento de la temperatura corporal, disminución de la velocidad de recuperación , reducción de la potencia y de la resistencia

Síntomas psicológicos

Estas personas también sufren de alteración del sueño, falta de motivación en las actividades diarias, cambios de humor repentinos, apatía, aburrimiento, sube la capacidad de generar estrés, irritabilidad, descenso de la autoestima, depresión y ansiedad.

Cuando estas señales se presentan es importante atenderlas, pues de lo contrario podrían generar consecuencias irreversibles.