Los trastornos de conducta alimentaria se clasifican en: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón; TCANE (Trastorno de Conducta Alimentaria No Especificado); PICA, trastorno por rumiación; trastorno por evitación - Restricción de alimentos y TCA-NE (TCA especificado, pero no cumple algunos de los criterios diagnósticos), de acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría.

La Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB) de Cataluña señala que, con el paso de los años, nuevos diagnósticos han sido integrados al listado, tales como: vigorexia, que es el ejercicio compulsivo combinado con dieta para fortalecer el músculo; ortorexia, una obsesión por la comida saludable; diabulimia, la omisión de la insulina para bajar de peso; adicción a la comida, la cual se consideraría como una adicción hacia algunos alimentos en concreto; y la obesidad.

En lo que refiere a la bulimia nerviosa, conocida coloquialmente como bulimia, se trata de un trastorno alimenticio que también es catalogado como problema psicológico y se caracteriza por la pérdida de control que tienen las personas frente a la ingesta de alimentos. “Es decir, los conocidos más comúnmente como atracones constantes de comida, que pueden ir seguidos de conductas purgativas para compensarlos, causados por una obsesión constante por el aspecto físico”, explica el Centro de Tratamiento de Trastornos Alimentarios (Citema) de España.

Los atracones ocurren cuando la persona ingiere grandes cantidades de alimentos en un corto periodo de tiempo con una sensación de descontrol. Suele verse más a menudo en las personas impulsivas que en aquellas que son planificadoras, esto se debe a la pérdida de control que sienten cuando necesitan comer.

Por lo general, la bulimia aparece entre los 18 y lo 25 años de edad, en esa transición de la adolescencia a la edad adulta y comparte una característica común con la anorexia: la mayoría de personas que lo padecen son mujeres. Lo anterior no significa que los hombres no puedan sufrirlo.

La bulimia es un trastorno alimenticio que también es catalogado como problema psicológico. | Foto: Getty Images

Hay tres fases que componen el trastorno bulímico: intento de control de la alimentación, pérdida de control y purga o conductas compensatorias. El primero consiste en que la persona lleva a cabo un cronograma o se programa para alimentarse con restricciones cada vez más fuertes para poder perder peso. “De esa manera, intenta controlar su alimentación y su dieta de manera obsesiva, en un estado constante de vigilancia y preocupación”, señala el Citema.

Entre tanto, la pérdida de control, también llamada atracón, es un periodo en el que la bulimia logra que la persona sea tan vulnerable ante su propia mente que se pueda saltar cualquier tipo de restricción alimentaria. Se le llama atracón al consumo obsesivo eventual de alimentos que los propios bulímicos prohíben en su dieta.

En lo que refiere a la purga o conductas compensatorias, el Citema explica que en esa fase “el sentimiento de culpa invade la mente del paciente, quien se arrepiente profundamente de la ingesta descontrolada, y busca recursos para paliarla y así evitar ganar peso”. Por lo general, la purga la logran provocándose el vómito para poder expulsar los alimentos consumidos, introduciendo los dedos en la boca hasta alcanzar el esófago. El ayuno es otro tipo de conducta compensatoria, aunque no suele dar los mismos frutos.

A la par de estas fases, hay dos tipos de bulimia: bulimia tipo purgante y bulimia no purgativa. Respecto a la primera, el Centro español explica que los “episodios de atracones van seguidos de vómitos auto inducidos por la persona, lo que se conoce como la purga de la comida ingerida de manera descontrolada”.

De este modo, la persona se provoca a sí misma la expulsión de la comida, como ya fue explicado. El Citema señala que esto responde a un impulso provocado por la culpa y el arrepentimiento, no se trata de algo planeado como tal. Por lo general, este procedimiento suele hacerlo la persona con bulimia en privado, por lo que sus amigos o familiares pueden tardar un buen tiempo en evidenciarlo. El uso de laxantes o productos diuréticos también hace parte de la bulimia purgativa.

Frente a la bulimia no purgativa explica que los atracones no son acompañados de la purga, “sino de una conducta o recursos compensatorios”. Las personas que padecen este tipo de bulimia saben que no se pueden eliminar las calorías de los alimentos ingeridos después de que comience la digestión, por ello, recurren a alternativas como el ayuno o haciendo ejercicio físico cardiovascular en exceso para compensarlo.