Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS), sacó al café de la lista de sustancias que podían producir cáncer, al rectificar que lo que en verdad afecta es la temperatura del líquido. La suerte de la carne roja no es la misma, ya que el organismo la catalogó como “potencialmente cancerígena”, un dictamen que fue interpretado como ambiguo y que en la práctica deja dudas sobre si entendemos realmente lo que quiere decir que algo es “carcinógeno”.Pues bien, los cancerígenos son agentes que potencialmente tienen la capacidad de afectar los tejidos vivos y producir cáncer. Existen tres tipos de carcinógenos. Por un lado están los de origen físico, como las radiaciones ultravioleta; también están los químicos, como el arsénico, el asbesto o algunos compuestos del tabaco y finalmente los biológicos, como infecciones causadas por virus o parásitos.La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), es la entidad encargada de clasificar los cancerígenos de acuerdo a la relación directa que tienen ciertas sustancias con la incidencia del cáncer. Lo que hacen es comprobar, por medio de la revisión de estudios científicos, la evidencia que demuestra que algún agente es sospechoso o no, de producir cáncer y lo ubican en cinco categorías.En el grupo 1 están las sustancias, cuya evidencia es suficiente, para clasificarlas como “Carcinógenas para los humanos”. Aquí se encuentran el tabaco, la exposición a la radiación solar, bebidas alcohólicas y carnes procesadas. Esta distribución no se hace dependiendo del nivel de riesgo, sino de la cantidad de evidencia que se tiene sobre el posible agente cancerígeno.El grupo 2A son los “Probablemente carcinógenos”. En esta categoría se pueden encontrar los esteroides, las emisiones por frituras en alta temperatura y, desde 2015, las carnes rojas. Luego está el grupo 2B, que son los “Posiblemente carcinógenos”, pero cuya evidencia es limitada. Aquí se pueden englobar algunos oficios riesgosos que tienen relación con las emisiones de motor de gasolina y gases de soldadura. También las verduras encurtidas y, hasta la semana pasada, el café.En el grupo 3 están las sustancias denominadas como de “Carcinogenicidad no clasificable”, en donde están incluídos el té, la iluminación fluorescente, los campos magnéticos estáticos y el polietileno. El grupo 4, es el de los “Probablemente no carcinógenos” y solo el caprolactama, que es un producto químico usado en la fabricación de fibras sintéticas, fue incluído.La OMS hace estas clasificaciones, pero no aclara qué tanto se debe estar expuesto al agente para que sea capaz de provocar cáncer. Es importante tener una buena interpretación de los informes pues el riesgo existe cuando el consumo es alto. En el caso de la carne roja, la advertencia es no consumir más de 500 gramos a la semana. Por otro lado, si ocasionalmente se consumen embutidos, el riesgo disminuye. Debido a estas múltiples recomendaciones, la sugerencia de los expertos es seguir una dieta balanceada y hacer ejercicio para prevenir esta enfermedad. “Lo importante es incluir en la alimentación frutas y verduras, que se prefiera el consumo  de carnes magras como el pollo y sin son carnes rojas, que sea menos de 50 gramos al día. Que el consumo de azúcar sea moderado y sacar de la dieta el cigarrillo y el alcohol”, explica la nutricionista Marta Rojas.La OMS ha dicho que no tiene la última palabra, pues estas investigaciones continúan abiertas con el fin de recategorizar agentes, como el caso del café, o agregar evidencia de otros posibles cancerígenos.