El colesterol debe estar presente en el organismo para producir vitamina D, hormonas y demás sustancias que ayudan a digerir alimentos, el exceso del mismo resulta ser perjudicial para la salud. Debido a esto, el cuerpo es capaz de producir las cantidades suficientes que requiera pero también se puede encontrar alimentos de origen animal como la carne, huevos o el queso.

Si existen altos niveles en la sangre, se pueden combinar con otras sustancias que podrían generar placa, la cual se adhiere a las paredes de los vasos sanguíneos y puede generar enfermedades de las arterias coronarias.

Foto de referencia sobre colesterol | Foto: Getty Images

Las causas del colesterol alto

Cabe mencionar que hay un colesterol bueno (HDL), colesterol malo (LDL) y lipoproteína de muy baja densidad (VLDL) y la causa más común de tener un colesterol alto es debido a los malos hábitos y al estilo de vida poco saludable que tienen las personas al momento de consumir alimentos.

Consumir grasas dañinas como la saturada que se encuentra en productos lácteos, carnes o alimentos procesados y fritos aumenta el nivel del colesterol malo (LDL).

Otro factor que negativo para el organismo es la falta de actividad física. No hacer ejercicio y mantener un estilo de vida sedentario, produce la reducción del colesterol bueno, la sustancia necesaria para el correcto funcionamiento del cuerpo. Así mismo, fumar constantemente hace que se reduzcan los niveles de HDL, especialmente en las mujeres.

Colesterol en la sangre. | Foto: Ugreen

Por otro lado, hay factores que pueden aumentar el riesgo de tener niveles altos de estas sustancias. Tener obesidad o sobrepeso, la genética e incluso la edad son razones a tener en cuenta al momento de realizar un análisis de colesterol. Es común que personas con edad avanzada sean más propensas a sufrir de altos niveles de colesterol malo (LDL).

Lo más recomendable en el caso de presentar altos niveles es realizar cambios de hábitos. Un plan de alimentación saludable, controlar el peso y realizar actividad física son las principales recomendaciones para poder estabilizar los niveles de HDL y LDL. En caso de no ser suficientes, consulte a su médico porque es posible que deba realizar un tratamiento con medicamentos que contribuyan a este proceso.

Combinar el ejercicio con una buena alimentación puede traer grandes beneficios para el cuerpo humano. | Foto: Getty Images

El superalimento que reduce el colesterol

Respecto a la alimentación, el portal web Cocina Vital, destaca las propiedades de las semillas de tomate, pues además contienen un alto valor nutricional que incluye minerales, vitaminas y otros nutrientes, que ayudan a tratar y prevenir algunas enfermedades dañinas para el cuerpo. Específicamente, estas semillas pueden ayudar a reducir el colesterol malo o LDL, ya que son ricas en fibra y niacina, dos nutrientes que tienen un papel importante en la reducción de los niveles de colesterol malo.

Semilla de tomate | Foto: Marccophoto

Del mismo modo, el consumo de semillas de tomate ayuda a reducir la presión arterial alta gracias a su contenido de licopeno, que funciona como un antioxidante; uno de los beneficios consiste en reducir la presión arterial de manera efectiva. Por lo tanto, para que la presión arterial siga siendo normal, es aconsejable consumir semillas de tomate con regularidad.

Este superalimento también aporta beneficios para fortalecer la salud ósea y prevenir afecciones como la artritis y la osteoporosis. De hecho, el portal en mención detalla que las semillas de tomate contienen el 20 % del requerimiento diario de vitamina K, un nutriente esencial para construir y fortalecer los huesos.

Otro beneficio que ofrecen estas a semillas es con respecto a la salud visual, pues contienen una gran cantidad de vitamina A, un nutriente que tiene un rol muy importante para la visión. “Para ver todo el espectro de luz, el ojo tiene que producir ciertos pigmentos para que la retina funcione correctamente. La deficiencia de vitamina A impide la producción de estos pigmentos, lo que ocasiona ceguera nocturna”, indica la American Academy of Ophthalmology.