La diabetes ocurre cuando hay demasiada glucosa en la sangre. La glucosa es un tipo de azúcar que necesita el cuerpo como fuente de energía, la obtiene mediante los alimentos. Cuando se ingieren alimentos, el cuerpo los transforma en glucosa y la sangre se encarga de transportarla hacia diferentes partes del organismo.

En las personas que tienen diabetes, “el organismo tiene dificultades para convertir la glucosa en energía. Como el organismo no puede utilizar la glucosa, esta se acumula en la sangre y al resto del cuerpo le hace falta energía. Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar lesiones en prácticamente todas las partes del cuerpo”, explica Mi Buscador de Salud, un micrositio coordinado por la Oficina de Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud de Estados Unidos.

Para el sitio, la diabetes es una de las principales causas de discapacidad y muerte en Estados Unidos. Además, esta enfermedad aumenta el riesgo de que se presenten problemas graves de salud, como enfermedades del corazón, ataque o derrame cerebral, ceguera, insuficiencia renal o daño nervioso, que puede conducir a la amputación de un dedo del pie, de un pie o de una pierna.

El portal Ulceras.net, que ofrece información científica y comercial a profesionales sanitarios sobre el cuidado de la piel, las heridas y las úlceras cutáneas, señala que esta enfermedad crónica puede provocar la aparición de lesiones cutáneas y úlceras en 25 % de los pacientes. “Esto se debe a la afectación de la enfermedad diabética sobre vasos, nervios y tejido epitelial”. Agrega que se trata de pacientes que por la propia patología corren mayor riesgo de infección, el cual puede provocar complicaciones importantes generales o locales.

“En el pronóstico, favorable o no, de la viabilidad de un pie diabético es básico determinar la situación arterial del miembro, es decir si el paciente de forma concomitante ha desarrollado un angiopatia y por lo tanto no tiene ´pulso pedio´, se puede decir que las posibilidades de curación serán menores, que si estamos ante una neuropatía y el pulso pedio es palpable en el pie afecto, en cuyo caso las curas locales serán mas agradecidas”, reseña.

En palabras de Ulceras.net, hay otros factores condicionantes de las úlceras por el pie diabético, tales como:

  • Las alteraciones de la macrocirculación, es decir de los vasos de calibre grande, mediano y pequeño, así como alteraciones de la microcirculación que afectan a los capilares.
  • Las infecciones de los pies, generalmente por hongos, debidas a falta de higiene, humedad constante en los pies, contagio, etc.
  • Las alteraciones óseas de los pies, debido a malformaciones óseas y/o condicionada por la neuropatía motriz.
  • Disminución de la flexibilidad cutánea y el consecuente incremento del riesgo de deterioro de la misma.
  • Disminución de la sensibilidad y con ello la disminución de la percepción dolorosa.

Por lo anterior, los profesionales sanitarios de ese portal hacen énfasis sobre la importancia que tiene la prevención de la aparición de estas lesiones, cuya responsabilidad recae en el paciente. Es cuestión de conocer los riesgos que conlleva desarrollar este tipo de lesiones y prevenir su aparición, pues tienden a ser difíciles de curar y a generar complicaciones de salud.

¿Cómo prevenirlo?

Mayo Clinic explica que tanto el control apropiado de la diabetes como el cuidado adecuado de los pies “pueden ayudar a prevenir las úlceras en los pies”. Si bien no es una tarea fácil, pequeños cambios pueden marcar la diferencia: una dieta saludable, realizar ejercicio regular, tener control de glucosa en la sangre y seguir el tratamiento médico permitirán controlar la diabetes.

La entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación anota que “un mejor cuidado de la diabetes probablemente sea la razón por la que las tasas de amputación de miembros inferiores hayan disminuido en más de 50 % durante los últimos 20 años”.

La aparición de úlceras en los pies requiere de una atención médica inmediata, es algo que hay que dejar en claro. De hecho, la entidad reseña que más de 80 % de las amputaciones comienzan con úlceras en los pies: “Una úlcera que no cicatriza y que provoca una lesión extensa en los tejidos y huesos puede requerir la extirpación quirúrgica (amputación) de un dedo, el pie o una parte de la pierna”, dice.

Hay pacientes con diabetes que corren más riesgo que otros. Niveles altos de azúcar en sangre, fumar, lesión a los nervios de los pies (neuropatía periférica), callos o callosidades, deformidades de los pies, mala circulación sanguínea en las extremidades (enfermedad arterial periférica), antecedentes de úlceras en los pies, una amputación anterior, deterioro de la visión, enfermedad renal y presión arterial alta son los factores que aumentan el riesgo de amputación.

Mayo Clinic enumera los siguientes consejos para tener el cuidado adecuado de los pies:

  • Inspeccionar los pies diariamente: se deben revisar los pies una vez al día en busca de ampollas, cortes, grietas, llagas, enrojecimiento, sensibilidad o hinchazón.
  • No eliminar las callosidades u otras lesiones del pie: no se deben usar ni lima de uñas, cortaúñas, tijeras o quitaverrugas para eliminar las lesiones del pie. Esto debe ponerse en manos de un especialista.
  • Cortarse las uñas de los pies con cuidado: las uñas se deben cortar de forma recta y eliminar las puntas afiladas con una lima de uñas.
  • No caminar descalzo: para evitar lesiones en los pies, no se debe andar descalzo, ni siquiera en la casa.
  • Comprar zapatos que calcen correctamente: comprar zapatos cómodos que brinden soporte y amortiguación para el talón, el arco y el pulpejo del pie. Evitar los zapatos ajustados y los tacones altos o los zapatos estrechos que aprieten los dedos de los pies.
  • No fumar: fumar afecta la circulación y reduce la cantidad de oxígeno en la sangre.
  • Programar controles regulares de los pies: el médico o podólogo puede inspeccionar los pies para detectar signos tempranos de daño a los nervios, mala circulación u otros problemas en los pies. Los exámenes de los pies se deben hacer al menos una vez al año o con más frecuencia, dependiendo del paciente.