El hígado es un órgano vital ubicado detrás de las costillas, al lado derecho del abdomen. Es responsable de una amplia gama de funciones, como el almacenamiento de nutrientes, la eliminación de toxinas, la producción de bilis para ayudar en la digestión, la síntesis de proteínas y la descomposición de sustancias tóxicas.
La Asociación Catalana de Pacientes Hepáticos (ASSCAT) menciona que este órgano tiene a su cargo hasta 500 funciones vitales, por lo que es importante procurar su cuidado. Sin embargo, al igual que otras partes del cuerpo, se ve aquejado por enfermedades. Algunas de ellas son las siguientes:
- Hepatitis. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) menciona que “las hepatitis virales representan una elevada carga de enfermedad y mortalidad a nivel mundial”, es decir, según reporta, el 78% de los casos de cáncer primario de hígado pueden deberse a hepatitis B o C. Lo mismo ocurre con la cirrosis hepática, que representa un 57% de casos.
- Cirrosis. De acuerdo con el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK), es una afección en la cual el hígado está cicatrizado, lo que impide su funcionamiento normal.
- Cáncer de hígado. El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) precisa que esta enfermedad inicia con la formación de células en la estructura hepática, y se clasifica en dos tipos: el carcinoma hepatocelular y el cáncer de vías biliares, los mismos que se encuentran en el cáncer primario de hígado.
- Enfermedad por hígado graso por alcohol. El consumo de alcohol es la causa principal de esta afección. La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (MedlinePlus) explica que dentro del proceso de descomposición de bebidas alcohólicas, muchas sustancias pueden afectar negativamente este órgano. Esto puede provocar su inflamación.
- Enfermedad de hígado graso no alcohólico. La enciclopedia médica también menciona que este tipo de enfermedad de hígado graso se debe a la acumulación de grasa, pero, a diferencia del otro, no es causada por el consumo de bebidas alcohólicas.
Por tanto, Mejor con Salud señala que para cuidar el hígado es importante tener hábitos saludables, tales como, beber suficiente agua, reducir la ingesta de azúcar y alimentos ultraprocesados. Asimismo, mantener una dieta balanceada que incluya alimentos como la granadilla, ¿por qué?
Efectos de la granadilla sobre el hígado
La granadilla tiene una amplia variedad de características, es aquella fruta que tiene una corteza dura de color naranja y semillas grises, científicamente conocida como Passiflora ligularis. También existe la Punica granatum, que es una granada roja con semillas del mismo color, cada una de ellas con diferentes propiedades.
Tua Saúde menciona que el consumo de granada tiene la capacidad de disminuir el riesgo de Alzheimer, gracias a sus antioxidantes que colaboran con la mejora de la memoria y las funciones de las neuronas. Además, incluida en una dieta balanceada, tiene la capacidad de contrarrestar tipos cáncer como el de piel y mama, porque es rica en flavonoides.
En el caso de la granadilla, el sitio web menciona que regula la presión arterial porque está compuesta de potasio. Asimismo, la vitamina A y la vitamina C fortalecen el sistema inmune reduciendo el riesgo de gripes o resfriados.
Por tanto, el artículo científico titulado “Efectos del jugo de granada y naranja sobre el estado antioxidante en pacientes con enfermedad del hígado graso no alcohólico: un ensayo clínico aleatorizado”, liderado por Golnaz Ekhlasi, entre otros autores, menciona que la granada es un alimento que, por estar compuesto de polifenoles, reduce el estrés oxidativo y es ideal para combatir la enfermedad del hígado graso, siempre y cuando esté dentro de una dieta para pacientes con este diagnóstico.
De acuerdo con los resultados del ensayo clínico aleatorizado, 65 pacientes con enfermedad del hígado graso no alcohólico que consumieron jugo de naranja o de granada por 12 semanas, sustituyendo las frutas, tuvieron efectos positivos en el cuerpo.
Frutos que ayudan a cuidar y regenerar el hígado
Una de las principales características de los llamados frutos secos, el grupo de alimentos compuesto por granos o semillas, es su baja concentración de agua y elevado contenido en grasas saludables.
Gracias a su composición, le ofrecen al organismo una serie de beneficios que pueden aprovecharse con su consumo regular, pero no en exceso. El portal Cuerpo Mente asegura que diversos estudios han evidenciado la importancia para la salud de su consumo diario y las bondades específicas que le brindan al corazón y el sistema circulatorio en el marco de una dieta equilibrada.
En la lista de opciones de estos alimentos están las nueces, almendras, avellanas, pistachos, castañas, anacardos y piñones, entre otras. Una publicación de la revista Mejor con Salud indica que se trata de alimentos muy completos, que brindan una importante carga de energía y aportan nutrientes necesarios para el organismo.
Destacan las vitaminas A, E, B, ácidos grasos omega-3, zinc, calcio, fósforo, magnesio, cobre, hierro y proteínas. De igual forma, contienen antioxidantes que se asocian con la prevención de enfermedades cardiovasculares y de otras relacionadas con el envejecimiento.
Algunos de estos frutos, además, tienen la capacidad de cuidar y limpiar el hígado, el órgano que tiene como función la regulación de sustancias químicas de la sangre y la producción de bilis para descomponer las grasas.
Los frutos secos que limpian el hígado son las almendras, las nueces, cacahuates o maní, el anacardo, las nueces de Brasil y las avellanas, esto se debe a que presentan un alto contenido de omega-3, vitamina E y complejo B.
“Además de las vitaminas y minerales, los frutos secos poseen fibras que disminuyen la absorción de grasa a nivel intestinal y favorecen el aumento del colesterol bueno HDL, protegiendo al hígado y evitando la acumulación de grasa en él”, indica el portal especializado Tua Saúde.
Consejos para cuidar el hígado
La revista UnCOMO, publicada a través del portal Mundodeportivo, da unos consejos para cuidar el hígado:
1. Alimentos regeneradores: aunque estos no ayudan a reparar el tejido por completo, si contribuyen a su desintoxicación y depuración. Entre estos están la cúrcuma, el aceite de oliva y el ajo. Los anteriores, también tienen propiedades antibióticas y antioxidantes.
2. Comer fruta: una alimentación balanceada es fundamental para tener un hígado en perfectas condiciones de salud. Las frutas son algunas de las que deben incluirse en la dieta. Estas contienen gran cantidad de agua y nutrientes necesarios para el cuerpo.
3. Controlar el consumo de sal: el consumo en exceso de sal puede aumentar la presión arterial, al mismo tiempo que se puede tener un hígado graso. También se debe tener en cuenta la cantidad de sodio que poseen los productos.
4. Hacer uso de plantas medicinales: existen algunas hierbas que pueden tener influencias positivas sobre una variedad de enfermedades hepáticas, pues tienen capacidades depurativas y desintoxicantes. Entre ellas se encuentran el diente de león, el cardo mariano y la hierbabuena.
5. Eliminar el alcohol: este es el causante principal de las afecciones que padece el hígado, ya que su consumo aumenta las toxinas. Además, el organismo necesita un sobreesfuerzo para metabolizarlo, lo que a largo plazo se traduce en enfermedades hepáticas.
6. Beber agua: esto ayuda a desintoxicar al organismo en general, a mantener la hidratación necesaria y adicionalmente facilita la filtración de las toxinas. Además del hígado, el agua ayuda a otros órganos del cuerpo.
Además de las recomendaciones anteriores, existen algunos alimentos que es mejor evitar para cuidar el hígado. La revista Vidae, del portal Mundodeportivo listó algunos:
- Azúcar: cuando se consume este producto con regularidad alta, se producirán grasas que se depositarán en el hígado y causarán inflamación.
- Carne roja: las grasas saturadas que contiene la carne favorecen al desarrollo de hígado graso. Se recomienda el consumo moderado y la priorización de carne blanca como pollo o pescado.
- Lácteos: ciertos productos lácteos, como los quesos muy madurados, llevan una alta cantidad de sodio, algo que no beneficia a cuidar el hígado en absoluto. Se recomienda que, si se consumen estos productos, sean 0 % grasa, es decir, que no sean derivados de leche entera.
- Embutidos: son restos de carnes rojas junto con grasa, que por lo general están mezclados con los desperdicios de la industria cárnica. El exceso en el consumo de estos alimentos puede causar problemas al sistema digestivo y en el hígado.