La manzana es una fruta que aporta grandes cantidades de hidratos de carbono en forma de azúcares como fructuosa, glucosa y sacarosa, además de contener fibra soluble e insoluble. Este alimento puede regular también de manera eficaz las enfermedades del intestino grueso.
Las manzanas son una importante fuente de flavonoides que se han relacionado con la reducción de algunos cánceres y agentes antidiabéticos, debido a su capacidad de limitar la absorción intestinal de la glucosa.
Manzana: la fruta ideal para la memoria y el aprendizaje
Según un estudio publicado en la revista Stem Cell Reports, “los compuestos naturales que se encuentran en las manzanas y otras frutas pueden ayudar a estimular la producción de nuevas células cerebrales, lo que puede generar implicaciones para el aprendizaje y la memoria”.
Por su parte, las sustancias químicas que se encuentran en las plantas, los fitonutrientes, las que conforman las uvas como el resveratrol y las del té verde conocidas como epigalocatequina-3-galato, pueden tener efectos positivos en diferentes partes del cuerpo, incluido el cerebro.
Los investigadores Tara Louise Walker, de la Universidad de Queensland, en Australia, y Gerd Kempermann, del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas, en Alemania, encontraron que “las altas concentraciones de fitonutrientes de las manzanas estimulan la generación de nuevas neuronas, un proceso llamado neurogénesis”.
El estudio mostró que las células madre cultivadas en laboratorios de cerebros de ratones adultos generaban más neuronas y estaban protegidas de la muerte celular cuando se agregaban a los cultivos quercetina o ácido dihidroxibézoico (DHBA), fitonutrientes que se encuentran comúnmente en las manzanas.
Pruebas posteriores en ratones mostraron que en distintas estructuras del cerebro adulto, asociadas con el aprendizaje y la memoria, las células madre se multiplicaron y generaron más neuronas cuando los ratones recibieron altas dosis de quercetina o DHBA. Los efectos sobre la neurogénesis fueron comparables a los efectos observados después del ejercicio físico.
Este estudio sugiere que los compuestos naturales de las frutas, como la quercetina, DHBA y potencialmente otros, pueden actuar en sinergia para promover la neurogénesis y la función cerebral cuando se administran en altas concentraciones. Los autores precisan que se necesitarán estudios futuros para determinar si estos y otros fitonutrientes pueden mejorar el aprendizaje y la función cognitiva en modelos animales y en humanos.
Otros alimentos esenciales para la memoria
Grasas buenas para mejorar la función intelectual
La calidad y el tipo de grasa alimentaria también pueden afectar la función intelectual y mental. La elevada ingesta de grasa saturada se ha relacionado con un deterioro cognitivo, mientras que el consumo de ácidos grasos poliinsaturados (docosahexaenoico) tiene efectos beneficiosos en su prevención.
Es aconsejable consumir grasas buenas en las dietas con una adecuada proporción de ácidos grasos omega-6 y3 (dieta mediterránea), dado que se asocian con una mejor memoria y un menor riesgo de deterioro cognitivo.
Hidratos y grasas saludables
El cerebro necesita alrededor del 20 % de la energía que las personas ingieren para lograr un buen funcionamiento. Su principal fuente de energía es la glucosa proveniente de alimentos ricos en carbohidratos, pero también se nutre de grasas saludables.
Una carencia de los nutrientes necesarios para el cerebro puede predisponer la aparición de daños en el sistema nervioso y aumentar la posibilidad de tener síntomas como apatía, irritabilidad, nerviosismo, cansancio, falta de atención, fallos de memoria y de concentración. Esto significa que la capacidad cognitiva puede verse directamente afectada por la dieta.
Aminoácidos para la síntesis de neurotransmisores
Los alimentos de bajo índice glucémico parecen mejorar la atención y la capacidad funcional, mientras que los azúcares simples se han asociado con dificultad de atención y concentración. Por otro lado, se requiere de aminoácidos para la síntesis de neurotransmisores, especialmente serotonina y catecolaminas. La serotonina baja se puede asociar a problemas de aprendizaje y memoria.