El cerebro es uno de los órganos vitales del cuerpo y de su funcionamiento depende el desempeño de las demás partes del organismo, ya que cumple el rol de dirigir algunos de los procesos que tienen lugar en el interior.
Debido a la importancia del cerebro para la vida humana, desde la ciencia se enfocan en determinar el impacto que podrían tener las nuevas tecnologías sobre su estructura. Entre los temas que se han investigado se encuentra el efecto de los dispositivos celulares sobre el cerebro.
Por citar un caso, hay estudios que pretenden precisar la relación entre la radiofrecuencia emitida por las tecnologías de estos teléfonos y el desarrollo de afecciones crónicas como el cáncer.
No cabe duda que son asuntos de interés general, puesto que los celulares se han convertido en un elemento casi que indispensable en la cotidianidad, siendo el vehículo de comunicación con los familiares y amigos, pero también una herramienta de trabajo y estudio.
El uso constante del celular, como se ha demostrado, puede tener implicaciones para la salud ocular, por la exposición a las luces de las pantallas. Igualmente, es posible que conlleve a una adicción, por las facilidades que permite y por la necesidad constante de estar conectado a lo que sucede en las redes sociales, que saben cómo captar cada vez más la atención de los usuarios.
Son estas las razones más comunes que se exponen para regular el uso del celular. ¿Pero qué consecuencias pueden causar estos dispositivos en la salud cerebral?
Ismael Calandri, miembro del servicio de neurología cognitiva de Fleni, especialista consultado por la sección de buena vida de El Clarín, explica que existen algunas problemáticas asociadas a utilizar por varias horas seguidas el celular.
¿Quién no ha pasado minutos y minutos deslizando entre videos e imágenes en el teléfono? Pues bien, esta práctica puede conducir a alteraciones en el bienestar mental y del cerebro. Entre los peligros que detalla el experto, se lista que puede desencadenar malos hábitos para la salud en general, tales como el sedentarismo.
En últimas, la falta de ejercicio regular, como es bien sabido, es nocivo para el estado del cuerpo, propiciando condiciones como la obesidad, con las implicaciones que ello tiene. “Cambiar actividad física por pantallas es nocivo, a corto y largo plazo, para nuestro cerebro”, añade.
Por su parte, el portal Salud180 comenta que otras investigaciones han planteado que el uso excesivo de los teléfonos celulares puede contribuir a un incremento en la temperatura de la cabeza. El estudio que reposa en la publicación de Cuadernos Médico Sociales en Chile detalla que las altas temperaturas en esta parte del cuerpo es un factor de peligro que favorece la aparición de linfomas.
Ahora bien, cabe aclarar que de acuerdo con la Sociedad Americana del Cáncer no hay evidencia suficiente para afirmar que existe una relación inherente entre el empleo de dichos dispositivos y el desarrollo de cánceres. Al respecto, agrega, algunas sociedades, fundaciones y organizaciones se han limitado a asegurar que estos aparatos deben ser considerados como posibles cancerígenos.
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Lo anterior invita, precisamente, a reducir el uso de los teléfonos celulares en la medida de las posibilidades, no solo por el deterioro que pueda ocasionar al cerebro, sino también por la desmejora que implica para la calidad de vida el estar conectado a una ‘realidad’ alterna.
Algunos trucos para regular esta práctica son:
- Desactivar las notificaciones que no sean importantes.
- Utilizar el modo avión durante el descanso.
- Establecer tiempos para revisar las redes sociales -que no interfieran con el trabajo o el estudio-.
- Poner a cargar los celulares fuera del alcance de las manos.
- Evitar utilizarlo antes de dormir.