Dormir les da al cuerpo y al cerebro tiempo para recuperarse del estrés del día. Además, ayuda a que las personas se sientan más alerta, optimistas y a tener una mejor relación con los demás, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.

Diferentes personas necesitan diferentes cantidades de horas de sueño. La mayoría de los adultos necesitan de 7 a 8 horas de sueño por noche para una buena salud y funcionamiento mental, mientras que algunos adultos necesitan hasta 9 horas de sueño por noche.

De hecho, si no se duerme lo suficiente, el cerebro tiene problemas para desempeñar funciones básicas. Puede tener problemas para concentrarse o recordar cosas. Puede tener mal humor y reaccionar de manera violenta con las otras personas.

Dormir | Foto: Getty Images

Igual que el cerebro necesita dormir para recuperarse, el cuerpo también lo necesita y, cuando no duerme lo suficiente, el riesgo de padecer varias enfermedades incrementa. Algunas de las enfermedades mencionadas por la biblioteca son:

  • Diabetes: el cuerpo no funciona igual de bien al controlar el nivel de azúcar en la sangre cuando no duerme lo suficiente.
  • Enfermedad del corazón: la falta de sueño puede llevar a presión arterial alta e inflamación, dos cosas que pueden dañar el corazón.
  • Infección: el sistema inmunitario necesita que las personas duerman para combatir resfriados y mantenerlos saludables.
  • Salud mental: la depresión y la ansiedad a menudo dificultan conciliar el sueño, pero pueden empeorar después de noches consecutivas sin dormir.

Por tal razón, Stacy M. Peterson y Brooke L. Werneburg le enumeraron a Mayo Clinic algunas recomendaciones para dormir mejor:

  • Establecer una hora regular para acostarse. El primer paso para cambiar un comportamiento es comprometerse con lo que se quiere lograr y apegarse al plan. Fijar una hora regular para acostarte y cumplirla lo más posible. Esto puede significar poner el teléfono en otra habitación para no tener tentaciones de revisar las redes sociales justo antes de dormir o poner una alarma para recordar que es hora de empezar a prepararse para ir a la cama.
  • Procurar estar en calma antes de dormir. Reservar un poco de tiempo antes de acostarse para relajarse, ya que esto puede contribuir a la transición hacia el sueño. Se pueden realizar respiraciones profundas, relajación muscular progresiva, estiramientos suaves o visualización dirigida para ayudar a enfocar la atención en el presente y alejarse de las preocupaciones. Si tener la mente ocupada mantiene a la persona despierta, se deben anotar los pensamientos en un diario o en un bloc de papel junto a la cama.

Asimismo, recomendó:

  • Llevar un registro diario del sueño durante una semana y tomar nota de los patrones que se descubran.
  • Hacer un esfuerzo consciente por eliminar las comidas y las bebidas perjudiciales por la noche, como comidas abundantes y pesadas, alcohol, café, té con cafeína y chocolate.
  • Crear una rutina relajante (sin pantallas) antes de la hora de dormir, como tomar un baño o leer un libro.

No obstante, si tras 10 o 30 minutos de tratar de conciliar el sueño no se consigue, lo que le recomendó la psicóloga de Blua de Sanitas al medio de salud CuídatePlus, María García, fue: “Levantarse, caminar un rato y cambiar de ubicación hasta que nos relajemos de nuevo”.