El colágeno es una proteína abundante en el cuerpo que cumple con funciones clave para el normal funcionamiento del organismo. La principal es la de aportar textura y flexibilidad a los tejidos que les permiten a las personas moverse y mantenerse en pie.
Estos tejidos forman parte de las articulaciones, huesos, ligamentos, cartílagos y tendones, entre otros. Es decir, que esta sustancia hace presencia por todo el cuerpo, señala el portal Healthline.
Con el paso del tiempo el organismo va perdiendo esta sustancia y no tiene la misma capacidad para regenerarla. Según el portal Vivir Mejor, el cuerpo contiene unas células que elaboran esta proteína con la ayuda de los aminoácidos que el organismo obtiene a través de la comida. Con el tiempo estas células ralentizan su capacidad de sintetizar el colágeno y empiezan a aparecer problemáticas tanto a nivel estético, que se evidencian en la piel; como interno en el cuerpo que derivan en problemas de salud.
A partir de los 40 años de edad es cuando las células comienzan a disminuir su capacidad de formar colágeno provocando afectaciones en el organismo. Dolor articular, pérdida de densidad ósea y la aparición de la arrugas en la piel asociados a la edad, son evidencia directa de la pérdida de colágeno, precisa un artículo publicado en el diario La Vanguardia, de España.
De acuerdo con los expertos, las mujeres son las que empiezan a experimentar de manera más acelerada la pérdida de colágeno, debido a los procesos hormonales a los que se enfrentan. En el caso de los hombres este proceso es progresivo, con excepción de quienes practican mucho deporte, pues ellos se ven afectados porque el constante movimiento de sus articulaciones suscita el desgaste del colágeno que hay en las mismas.
La pérdida de colágeno puede impactar de diferentes formas. Una de ellas son sus efectos sobre la piel. Cuando esta proteína se empieza a reducir se presenta adelgazamiento de la piel, pérdida de volumen, formación de arrugas, envejecimiento prematuro, pérdida de elasticidad y firmeza en la piel, aparición de várices y ralentización para cicatrizar heridas.
En el caso puntual de la salud, la falta de colágeno en el cuerpo se refleja en dolor articular, molestia en los ligamentos, tendones y músculos, pérdida de densidad ósea, cabello y uñas dañadas, problemas de la visión, molestias en dientes y encías, enfermedades del tejido conjuntivo y problemas del sistema circulatorio. De igual manera, la firmeza de la estructura de las células disminuye y se puede presentar un deterioro de los dientes.
¿Cómo evitar la pérdida de colágeno?
Si bien la pérdida de colágeno es un proceso natural del organismo, una alimentación equilibrada, que incluya todos los grupos de alimentos, tanto de origen vegetal como animal, puede ayudar a alcanzar la dosis necesaria para mantener esta proteína en el cuerpo por más tiempo.
Dentro de los alimentos que pueden ayudar a potenciarla o evitar que se reduzca de forma acelerada está la carne, que es una de las mejores fuentes de colágeno, dado que al consumir este alimento se garantiza que el organismo disponga de los aminoácidos suficientes para que los cartílagos y las articulaciones estén en buen estado, asegura el portal Saber Vivir TV.
El pescado azul también es beneficioso. Incluir un par de días a la semana en la dieta un plato de sardinas, una ración de arenque o salmón ayuda no solo a la salud cardiovascular, sino también a la protección de la piel y los huesos. Su alto contenido en ácidos grasos omega 3 previene la oxidación celular y actúa como un potente antiinflamatorio. También es importante incluir en la alimentación lácteos como la leche y el queso, preferiblemente bajos en grasas.
Sin embargo, no solo los alimentos de origen animal son ricos en colágeno, también las frutas y verduras son una fuente de esta proteína. Es el caso, por ejemplo, del limón, que contiene vitamina C que actúa como un antioxidante natural. Otra fruta es la fresa, que no solo aporta colágeno, sino que es rica en antioxidantes.