Uno de los hobbies que varios disfrutan en su cotidianidad es el de escuchar música. Cada quien elige su tipo de melodía favorita y suele aprenderse las letras de las canciones, al igual que identificarse con lo que los artistas transmiten.

En la actualidad, hay más de 2.000 géneros distintos de música y lo cierto es que esta es una de las industrias que más remuneración tiene. Datos compartidos en el portal español Promoción Musical dicen que entre las actividades que las personas eligen para escuchar música están: mientras se conduce, en camino al trabajo o la escuela, antes de ir a la cama, para realizar oficios varios, entre otros.

Sin embargo, la música no solo sirve como un mecanismo de entretenimiento o atención, sino que a su vez escucharla puede ser beneficioso para la salud.

Cuando se habla de mantener la salud en el organismo, por lo general, hay una dupla de recomendaciones que no faltan, las cuales son hacer ejercicio y alimentarse balanceadamente. No obstante, esos no son los únicos hábitos beneficiosos, pues la popular frase “la música es la medicina del alma” tiene mucho que ver en la práctica.

De acuerdo con el portal Ennti la música tiene una serie de beneficios para la salud. De hecho, los conocedores explican que es “un complemento cada vez más recurrente en los hospitales, ya que ayuda a disminuir el dolor y favorece la producción de endorfinas”.

Sumado a esto, escuchar música tiene un componente emotivo y afectivo el cual trae consigo memorias o recuerdos pasados. Además, cuando se escucha música varias actividades del cerebro se activan al mismo tiempo.

“Nada activa el cerebro como la música”, señala en el blog de AARP, Jonathan Burdette, profesor de neuroradiología en la Facultad de Medicina de Wake Forest University.

Foto de referencia sobre el cerebro. Getty Images. | Foto: Phil Leo / Michael Denora

Así las cosas, hay quienes se preguntan qué música es buena para la salud. Ennti detalla que lo más recomendable son los sonidos relajantes, de piano o guitarra, aunque más allá de eso el poder que tienen las composiciones melódicas en general es de contribución para la salud.

Estudios publicados en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, llegaron a resultados en los que se comprobó que el umbral de dolor de personas que tienen artrosis y la artritis reumatoide, disminuyó hasta en un 21 % al escuchar música.

Por su parte, AARP publicó un informe en el que aseguran que la música tiene poderes terapéuticos. Por ejemplo, hay expertos quienes ahora utilizan la música para ayudar a los adultos en la recuperación de enfermedades que comprometen a los impulsos nerviosos, como lo es el Parkinson.

“El aspecto singular de la música y el baile es que su estructura rítmica proporciona un compás o un pulso externo que puede ayudar al cerebro a restablecer el movimiento que se ha deteriorado”, indica Julene Johnson, profesora del Instituto para la Salud y el Envejecimiento de la Universidad de California, en San Francisco.

En adición, investigaciones en curso estiman que la música pop, clásica o jazz puede hacer que la recuperación de las hemorragias o parálisis debilitantes sea más rápida.

Fotografía abstracta de un hombre con una enorme oreja y notas. Getty Images. | Foto: Getty Images

Desde el campo psicológico, comenzó a ser tendencia una modalidad llamada biodanza, la cual es una especie de terapia en la que los profesionales sanan situaciones fuertes de su vida que pueden llegar a repercutir en la salud, tales como la muerte de un ser querido, la falta de autoestima, la niñez, entre otras.

Ignacio Vergara en su escrito titulado ‘El bonsái humano’ habla sobre esta técnica la cual necesita de música que habitualmente no se baila, pero que tiene en cuenta las siguientes características: el ritmo, para la fisiología; la melodía, para los afectos; la armonía, para los estados de consciencia.

En este proceso de sanación, que es más mental que físico, no se juzga a la persona como enferma “se considera importante para desarrollar su potencial de vida”, considera el experto.

Para terminar, en la biodanza se suele trabajar con ritmos africanos, brasileños y composiciones melódicas sin voz.