La fibromialgia es un trastorno que se caracteriza por un dolor musculoesquelético generalizado, el cual normalmente está acompañado por fatiga, dificultades cognitivas y bajo estado de ánimo.

Los especialistas consideran que esta enfermedad amplifica las sensaciones de dolor porque afecta el modo en que el cerebro y la médula espinal procesan las señales que lo generan.

Según la Fundación Española de Reumatología, en términos generales se puede decir que este padecimiento consiste en una anomalía en la percepción del dolor, de manera que se perciben como dolorosos, estímulos que habitualmente no lo son.

Además de dolor, la fibromialgia puede ocasionar rigidez generalizada, sobre todo al levantarse en las mañanas, y sensación de inflamación en manos y pies. También pueden notarse hormigueos poco definidos que afectan de forma difusa sobre todo a las manos.

Las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar fibromialgia. El instituto Mayo Clinic indica que muchas personas con esta enfermedad también tienen dolores de cabeza tensionales, trastornos de la articulación temporomandibular, síndrome de colon irritable, ansiedad y depresión. Se estima que este es un padecimiento que afecta entre el 2 % y el 6 % de la población global.

Los principales síntomas de esta enfermedad son el dolor generalizado, la fatiga, las dificultades cognitivas y la depresión. En el primer aspecto, generalmente se describe como un dolor leve, molesto y constante, que dura al menos tres meses.

Así mismo, las personas que padecen fibromialgia con frecuencia se despiertan cansadas, aunque a la vez manifiestan que duermen mucho. En muchas oportunidades, el sueño se interrumpe por el dolor, y muchos pacientes con tienen otros trastornos del sueño, como síndrome de las piernas inquietas y apnea del sueño.

La fibromialgia puede generar fatiga e incluso rigidez en algunas partes del cuerpo. | Foto: Getty Images

Con respecto a las dificultades cognitivas, estos pacientes pueden enfrentar un síntoma comúnmente llamado “fibroniebla”, el cual dificulta la capacidad de enfoque, atención y concentración mental.

La ansiedad y la depresión suelen estar vinculadas con la enfermedad. Sin embargo, los especialistas no tienen claro si se producen antes, como consecuencia de la enfermedad o aparece en el trascurso de la misma.

Puntos dolorosos a la presión

Dado que esta enfermedad se caracteriza por sensación dolorosa a la presión en unos puntos específicos, el American College of Rheumatology, definió unos criterios de exploración que son utilizados para llegar hasta estos puntos en donde existe dolor al presionar.

Estos puntos determinados son los codos, glúteos, en la parte interna de las rodillas, en la zona externa de las caderas, entre los omóplatos, debajo de la clavícula, en la zona superior del pecho, en la nuca o base del cráneo, en los músculos inferiores del cuello y en los músculos trapecio situados en la espalda junto a los hombros.

¿Qué consecuencias tiene esta enfermedad?

Por tratarse de una enfermedad crónica, en la gran mayoría de los pacientes los síntomas permanecen invariables a lo largo de los años. Sin embargo, lo que determina la evolución de la enfermedad son las consecuencias que estos síntomas van produciendo en la vida del paciente, indica el portal especializado Cinfasalud.

Por ejemplo, la falta de actividad física o la ansiedad pueden conducir a la aparición de sobrepeso y de diversas alteraciones metabólicas, como elevación de los niveles de azúcar o de colesterol, lo que a su vez puede llevar a hipercolesterolemia o hipertensión arterial.

Las mujeres son la población más afectada por esta enfermedad, | Foto: Getty Images

“El desarrollo de todas estas alteraciones conduce a una serie de complicaciones que ocasionan un deterioro de la salud del paciente y condicionan el pronóstico de la enfermedad”, precisa este sitio web.

Además, las repercusiones sobre los diferentes aspectos de su vida como el trabajo, la vida familiar, la economía doméstica, o sobre los aspectos sociales y de salud también son importantes. De acuerdo con los expertos, la calidad de vida percibida por los pacientes con fibromialgia no es buena y puede ser incluso más compleja que la de otros con otras enfermedades crónicas.

Los especialistas aseguran que para la fibromialgia no existe una cura definitiva. El tratamiento médico consiste básicamente en mejorar la calidad de vida del paciente, reduciendo el dolor y el resto de los síntomas.

Pero resulta importante controlar los hábitos de vida del paciente para mejorar la calidad del sueño y tomar ciertos medicamentos, siempre y cuando el médico así lo indique: analgésicos para aliviar el dolor, relajantes musculares o fármacos antidepresivos. Todo esto acompañado de una dieta especial para el manejo de la enfermedad.