Por lo general, un lunar normal es una mancha de color uniforme sea de color negro, café o canela en la piel. Además, este puede ser prominente, grueso, plano, ovalado o redondo.
En concreto, los lunares son un tipo frecuente de crecimiento en la piel y los causan los grupos de células que producen la pigmentación (melanocitos).
Si bien varias personas tienen de 10 a 40 lunares que aparecen durante la infancia y la adolescencia, estos pueden cambiar de apariencia o desaparecer con el tiempo. La mayoría de los lunares son inofensivos y en pocos casos, se vuelven cancerosos, según la Clínica Mayo.
La American Cancer Society señala que es fundamental saber los cambios en un lunar puede producir, como su color, tamaño, textura y forma, lo cual puede anticipar que un melanoma se está desarrollando. Para detectar esto, la señal más importante es algún lunar nuevo en la piel o uno existente que haya cambiado en dichos aspectos.
Cabe resaltar que hay personas que tienen tendencia a presentar un mayor número de lunares, esto se debe a la genética, porque estén expuestos a una mayor radiación solar, porque se queman con facilidad, porque tienen la piel y ojos claros o porque son pelirrojos.
Denise M. Aaron, médica de Dartmouth Geisel School of Medicine, señala que las personas con más de 50 lunares tienen un riesgo mayor de desarrollar un melanoma, (una neoplasia melanocítica cancerosa maligna). Por esta razón, tienen que visitar al dermatólogo con frecuencia para revisar que sus lunares son benignos o por si presentan algunos nuevos.
Los cinco factores a tener en cuenta a la hora de saber si un lunar se ha convertido en melanoma es seguir la regla A-B-C-D-E, según la Clínica Sánchez del Río.
- Asimetría: cuando la mitad del lunar es diferente a la otra.
- Bordes irregulares: desiguales o poco definidos.
- Coloración heterogénea: cuando el lunar presenta sombras marrones o negras e incluso manchas rosadas o rojizas.
- Diámetro: si el diámetro del lunar es mayor de 6 mm podría tratarse de un melanoma.
- Evolución: observar aquellos lunares que cambien de tamaño, forma color o altura, sobre todo si se ha vuelto de color negro. Ciertos lunares pueden evolucionar y mostrar nuevos signos y síntomas, como picor o sangrado.
Lunares atípicos
Las personas con lunares atípicos tienen un mayor riesgo de desarrollar melanoma. La tendencia a tener lunares atípicos puede ser hereditaria, como en el síndrome hereditario de tumores atípicos-melanoma, mencionado anteriormente.
En este trastorno, se desarrollan muchos lunares atípicos y melanoma en dos o más familiares de primer grado (como un padre, hermano o hijo), y los miembros de la familia tienen un riesgo 25 veces superior de desarrollar melanoma, según el portal especializado en salud MSD Manuals.
Síntomas de los lunares atípicos
- Los lunares atípicos tienden a ser multicolor, por lo general tienen tonos de tostado y marrón con un fondo rosado; asimétricos y con formas y bordes irregulares.
- Los lunares atípicos aparecen más comúnmente en la piel expuesta al sol, pero pueden aparecer en áreas no expuestas (como los pechos, el cuero cabelludo o las nalgas).
Prevención de los lunares atípicos
- Protección solar.
- Autoexploración.
- Fotografías de los lunares.
El daño en la piel causado por los rayos ultravioleta (UV) del Sol es una de las causas del melanoma, especialmente la exposición al sol por motivos recreativos y quemaduras.
Cabe recordar que también, una pequeña porción de melanomas comienza en lugares distintos a la piel, como debajo de las uñas o de un dedo del pie, dentro de la boca, o incluso en el ojo (el iris), por eso, se recomienda consultar con el médico si se ve cualquier punto nuevo también estas áreas.