Al finalizar el día, una actividad que se disfruta mucho es la de tomar una ducha y dejar que el cuerpo se relaje. Lo han dicho antes los expertos, bañarse es un paso fundamental en la rutina, por sus diversos beneficios para mantener limpio el cuerpo, prevenir el desarrollo de enfermedades a causa del contacto con gérmenes en el día a día, pero además para propiciar el bienestar mental.
¿Pero también puede tener incidencia sobre la presión arterial? Antes de responder a la pregunta, cabe decir que hay quienes defienden las bondades de utilizar el agua a determinada temperatura, existe un grupo a favor del frío y otros del calor, para el organismo.
No obstante, en el caso preciso de la tensión arterial, la balanza tiende a inclinarse hacia el agua fría. Como lo explican en un artículo de la sección de sociedad del diario ABC, la principal diferencia entre escoger una temperatura u otra está en la condición que se quiere mejorar a partir de la ducha. Así pues, el agua caliente es aconsejada para quienes desean aliviar el cansancio, el estrés y la pesadez antes de dormir, por ejemplo, mientras que el agua fría debería ser la opción predilecta para quienes necesitan estimular el cuerpo.
El segundo caso aplica para la hipertensión, señalan desde el portal Axa Health Keeper, quienes explican que de esta manera se favorece la circulación de la sangre, lo que incide positivamente en el flujo sanguíneo hacia los órganos, con los beneficios que ello implica.
Además, se le atribuye un efecto bondadoso para reducir los niveles elevados de la presión arterial, es decir, la fuerza que se ejerce sobre el revestimiento de las arterias.
Frente a este truco, es debido precisar que los profesionales sugieren que el baño frío solo lo practiquen quienes sufren de presión arterial alta y las condiciones climáticas lo permitan, en otras palabras, utilizar el agua a bajas temperaturas durante el invierno tal vez no sea la mejor idea si se quiere evitar un resfriado. Tampoco se recomienda el baño frío para quienes padecen de enfermedades cardíacas serias.
Una estrategia que puede ser de utilidad, detalla el portal Mejor con Salud, consiste en adaptar el cuerpo al cambio de temperatura y no exponerse al frío brusco. En este sentido, y en las medidas de las posibilidades, se recomienda empezar por cambiar el agua caliente por tibia, y de ahí ir graduando hasta que salga más fría.
Es necesario, igualmente, tener en cuenta que para regular la presión arterial es importante adoptar un estilo de vida saludable, no solo bañarse con agua fría. Según precisa la Asociación Americana del Corazón, ciertos factores pueden considerarse de riesgo para padecer hipertensión. Entre ellos se listan el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo y otras condiciones de salud de base, como la diabetes o las enfermedades del corazón.
Se considera que la presión arterial es alta cuando se ubica sobre los 140/90 mm de mercurio, medida que es empleada para evaluar los rangos normales de esta acción del cuerpo.
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“Hay que tener en cuenta que los valores de la tensión arterial no se mantienen inalterables a lo largo del día, sino que sufren oscilaciones en función de diferentes factores”, añaden desde Mayo Clinic. Por lo que, en línea con la prevención, lo ideal es consultar al médico para cerciorarse de que la presión arterial se encuentre dentro de la normalidad y descartar cualquier complicación mayor.
Para mantener la salud del corazón también es fundamental procurar tener el estrés al margen, debido a que este factor emocional también puede incidir negativamente en la presión arterial y en la salud en general.