Con la evolución, varios aspectos de la vida del ser humano han cambiado desde la antigüedad hasta la sociedad que se conoce hoy en día. El vestuario, las herramientas, la relación con los otros y la alimentación son apenas algunas de las transformaciones que han experimentado los individuos durante miles de años.
En ese constante movimiento, algunas costumbres, creencias y tradiciones permanecen, y estas no son ajenas a la dieta del ser humano. Por ello, pese a los múltiples avances y cambios que ha vivido el mundo, ciertos ingredientes continúan haciendo parte de los regímenes alimenticios, bien sea porque se han convertido en parte fundamental de la nutrición y la salud de las personas o porque están arraigados en las gastronomías de distintas culturas.
El trigo es uno de esos alimentos que permanecen en la dieta de la población del mundo, siendo un cereal que se puede emplear en distintas presentaciones, como el pan o la pasta, solo para mencionar dos de sus variedades.
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Según una publicación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida como la FAO, el trigo se ha cultivado por miles de años en diversas regiones del mundo y los productos elaborados a base de este cereal siguen haciendo parte de la nutrición humana, tanto así que en las áreas en las que no es posible su cultivo se suele importar.
De acuerdo con los datos señalados en el texto, el trigo contiene 11 gramos de proteína por cada 100 gramos comestibles, una cantidad mayor que la proteína que poseen otros miembros de su familia como el arroz y el maíz. También precisa que durante su procesamiento industrial tienden a fortificarlo con vitaminas B u otros nutrientes.
Sin embargo, aunque ha sido un ingrediente constante en la alimentación humana, algunos expertos han empezado a alertar sobre las contraindicaciones del consumo del trigo que es cultivado actualmente. Bajo esa línea, William Davis, cardiólogo estadounidense, consultado por el portal Conasi, sobre alimentación y vida saludable, asegura que “dos rebanadas de pan integral aumentan más los niveles de azúcar en sangre que dos pasteles debido al alto índice glucémico del trigo que se cultiva hoy en día”.
De acuerdo con lo hallado por el médico, los pacientes que redujeron el consumo de trigo y de carbohidratos de su dieta, al tiempo que ingerían alimentos ricos en vitaminas como la D y minerales como el yodo, presentaban una mejoría en su salud.
Según agregan desde el portal, el consumo habitual del trigo puede propiciar el desarrollo de diversas afecciones, como las enfermedades del hígado, el hipotiroidismo, la enfermedad de Crohn y, además, se le asocia con casos puntuales de autismo y enfermedades neurodegenerativas.
Quienes desaconsejan su consumo, precisan que muchos de los problemas relacionados con el trigo hoy en día tienen que ver con el gluten que contiene el cereal, una proteína compleja de digerir y que le otorga la elasticidad y el volumen a la harina de trigo.
“Cuando el gluten se digiere se descompone en péptidos que pueden provocar reacciones de intolerancia o sensibilidad en algunas personas”, añaden desde el portal Cuerpo Mente.
Vale precisar que los pacientes que presentan esta reacción suelen experimentar malestares como hinchazón, fatiga, diarrea y pérdida de peso, razón por la cual se les sugiere, como indican desde el referido portal, optar por una dieta libre de gluten.
Pero, en ese sentido, también es debido aclarar que el gluten no es por completo nocivo para el organismo y, por el contrario, puede generar algunos beneficios. Según detalla el mencionado blog, algunos investigadores han demostrado los aparentes beneficios de esta proteína para combatir las probabilidades de padecer afecciones cardiovasculares.
Por ello, lo ideal continúa siendo consultar con los médicos de cabecera estas inquietudes acerca de la alimentación, para que sean respondidas de acuerdo con las condiciones de salud particulares.