La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cuando se eleva, se conoce como hipertensión. En estos casos, el corazón debe trabajar más para bombear la sangre.
El instituto de investigación Mayo Clinic explica que la presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mm Hg). En general, la hipertensión se corresponde con una lectura de 130/80 milímetros de mercurio o superior.
Esto se debe a que existen dos mediciones. Una llamada sistólica, que es cuando el corazón late bombeando la sangre hacia estos conductos, y la diastólica, que es la que se da cuando este órgano está en reposo, entre latidos. Allí, la presión es más baja.
La ingesta de una alimentación balanceada en la que se incluyan frutas y verduras, cereales integrales, proteínas magras y productos bajos en sal, es determinante para mantener una presión arterial en niveles adecuados. A esto se debe adicionar la práctica regular de actividad física, pues el ejercicio ayuda a bajar la tensión cuando se encuentra elevada.
El ejercicio y su relación con la presión arterial
Los expertos aseguran que realizar ejercicio con frecuencia fortalece el corazón. Cuando este órgano está más fuerte puede bombear más sangre con menos esfuerzo y, como resultado, la fuerza sobre las arterias disminuye. Esto reduce la presión arterial.
Según el Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón, la presión arterial normal es de 120/80 mm Hg o menos.
Practicar más actividad física puede reducir las cifras de presión arterial, tanto las más altas como las más bajas. “No se sabe con certeza cuánto se reducen, pero los estudios muestran disminuciones de cuatro a 12 mm Hg en la presión diastólica y de tres a seis mm Hg en la presión sistólica”, precisa Mayo Clinic.
De igual forma, hacer ejercio regular contribuye a mantener un peso saludable. Evitar subir de kilos es una manera importante de controlar la presión arterial. Los especialistas recomiendan que si se tiene sobrepeso, lo ideal es bajar al menos dos kilogramos para reducir esta afección.
Esta práctica requiere de uno a tres meses para tener un impacto sobre la presión arterial y los beneficios, advierten los expertos, solo se mantienen si se continúa de manera rigurosa y recurrente.
Un estudio titulado Efectos agudos del ejercicio en la presión arterial. Implicaciones terapéuticas en pacientes hipertensos concluyó que con ejercicios se puede ayudar a controlar la presión arterial de los pacientes hipertensos y reducir su necesidad de medicación, mejorar la calidad de vida, reducir la mortalidad cardiovascular y las comorbilidades.
¿Qué cantidad de ejercicio se requiere?
Lo que sugieren los expertos es que las personas intenten hacer al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada o 75 minutos de intensa a la semana, o una combinación de las dos.
Así las cosas, lo ideal es realizar al menos 30 minutos de actividad aeróbica la mayoría de los días de la semana. Cuando no se tiene la costumbre de hacer ejercicio, lo recomendable es comenzar a trabajar lentamente para lograr este objetivo.
Por ejemplo, se puede dividir el ejercicio aeróbico en tres sesiones de 10 minutos. Esto ofrece los mismos beneficios que una de 30 minutos.
Se considera actividad aeróbica a toda aquella que aumente la frecuencia cardíaca y la respiratoria. Algunos ejemplos incluyen:
- Deportes de mucha actividad física, como el baloncesto o el tenis
- Montar en bicicleta
- Subir escaleras
- Bailar
- Realizar actividades de jardinería
- Trotar
- Nadar
- Caminar
Combinar entrenamiento aeróbico y ejercicios con pesas parece proporcionar mayores beneficios para la salud del corazón, por ello si se puede efectuar la mezcla, los resultados podrían ser más favorables.
Referencia científica:
Acute effects of exercise on blood pressure. Therapeutic implications in hypertensive patients.